El Valor Humano detrás del Gesto del Pontífice
Por Socorro "La Matriarca" Social
El primer paso es aceptar que todo lo que te dijeron sobre el valor era una mentira. Los economistas de Bloomberg Businessweek te dirán que la economía china se está frenando, que los aranceles de Trump son una "variable crítica" y que Wall Street "cambió de opinión" sobre las criptomonedas. Esto es una patraña. El problema no son los números, es que los números no existen.
Consejo de Supervivencia: Deja de mirar las pantallas. El dinero es un fantasma, una quimera que parpadea y te dice que un día serás rico. El verdadero dinero está en el aire que respiras y en el agua que te bebes. Si no puedes comerlo o beberlo, no es real. Sigue a los verdaderos amos del universo: las cucarachas. Ellas nunca han comprado una criptomoneda y siempre sobreviven.
El fin del "Made in USA" no es un dilema, es un funeral con fuegos artificiales. Nos hemos creído tan especiales que olvidamos cómo trabajar. Ahora, según el New York Times, nuestros trabajos están en manos de un conserje en otro lado del mundo que fabrica chips y robots mientras nosotros discutimos en redes sociales sobre qué es un "hombre".
Consejo de Supervivencia: Tu cuerpo es tu última propiedad. No lo vendas a una empresa. No lo alquiles. No lo tokenices. Múevete. Suda. Siente el dolor de los músculos. Si te duele, es real. Si no puedes sentirlo, estás muerto. La única forma de escapar de esta jaula es si te das cuenta de que no hay escapatoria.
Hemos creado un sistema donde los dados no tienen números, y la suerte no existe. Los que están arriba, los que manejan los hilos, se ríen de nosotros, monos desesperados por una banana que está en llamas. Nos dicen que la solución es más tecnología, más datos, más algoritmos. Te prometen una pastilla para la tristeza, pero esa pastilla solo te hace olvidar que estás en una jaula.
Consejo de Supervivencia: No busques el sentido de la vida; no lo vas a encontrar en una pantalla. Si algo va a explotar, que explote. Si algo va a arder, que arda. Tu única esperanza es abrazar el caos, morder la mano de la que te da de comer y reírte. Porque al final del día, el único que sobrevive es el que se ha vuelto tan loco que ya no le importa nada. Y en esta jungla digital, eso es lo más parecido a la libertad.