LA ESTRUCTURA DE PODER HA IMPUESTO UN TRATADO QUE REDEFINE LA REPRESIÓN NACIONAL.
La retórica del presidente Volodímir Zelenski ha introducido la palabra ineludible en el léxico de la guerra: "compromisos". Esta admisión ha funcionado como el velo transparente de una transacción que ha dejado de ser militar para volverse estructural. La clase política ha decretado que el cese de la violencia primigenia ha debido pagarse con la mutilación del territorio y la subordinación del "cuerpo social" a una nueva jerarquía de control. Las "garantías de seguridad" que han sido el pilar de la nueva demanda no han representado la liberación, sino la sustitución de un amo (Rusia) por un consorcio de tutores (Estados Unidos y Europa) que han exigido la castración de la autonomía soberana a cambio de su protección. El sistema de poder ha verificado su capacidad para transformar la voluntad de un pueblo en una cláusula contractual que ha legalizado su futura represión. ⛓️💸🇪🇺 La guerra ha finalizado en la mesa de negociación, donde el campo de batalla ha sido el cuerpo político de la nación, un organismo que ha debido asimilar la derrota ideológica a manos de una élite que ha priorizado la estabilidad del orden global sobre la justicia histórica.
El plan de paz que ha circulado entre Washington y el Kremlin ha incluido la aceptación de facto de las pérdidas territoriales en regiones críticas, una cesión que ha sido justificada bajo el concepto de realpolitik . Esta acción ha constituido la máxima expresión de la violencia estructural, la cual ha tomado la forma de un acuerdo bilateral que ha obligado a los ciudadanos a vivir bajo una geografía mutilada y una soberanía condicionada. El precio del equilibrio ha sido pagado, no por los líderes sentados en Berlín, sino por el proletariado ucraniano que ha combatido en el frente y que ha visto cómo su sacrificio ha sido transformado en una moneda de cambio. La promesa de un blindaje similar al Artículo 5 de la OTAN ha operado como una droga anestésica, la cual ha permitido al cuerpo social aceptar la nueva forma de subyugación: un protectorado de facto donde la política exterior y la estructura militar han quedado bajo la tutela de potencias occidentales. La obsesión por la seguridad ha eclipsado el ideal de la libertad total.
Zelenski ha calificado al plan como uno que no ha sido del gusto de todos, pero que ha buscado ser "eficaz" para evitar una "tercera agresión". Esta búsqueda de la "eficacia" ha verificado la tesis de que la guerra ha debido terminar para preservar la estructura fundamental del Estado, aun si ello ha implicado la purga de los ideales originales. La negociación ha operado bajo la lógica de la Voluntad de Decadencia de las potencias, las cuales han preferido un statu quo tenso pero predecible a la incertidumbre de un conflicto prolongado que ha amenazado sus propios equilibrios económicos y energéticos.
El Proletario ha observado cómo el Kremlin ha rechazado las modificaciones ucranianas al borrador, un movimiento que ha confirmado que la fuerza en el campo de batalla ha sido el único lenguaje real. La diplomacia ha sido simplemente el escenario donde la victoria militar ha sido codificada legalmente. El nuevo pacto ha sentado un precedente corrosivo para el derecho internacional, pues ha demostrado que la agresión ha podido ser recompensada con la validación de sus conquistas. La paz ha sido el nombre que la élite ha dado a la nueva forma de opresión impuesta al cuerpo social.
El análisis ha revelado la lógica del poder de Foucault: la guerra ha sido un medio para generar un nuevo régimen de disciplina y control. Los compromisos han sido los instrumentos de represión contra la voluntad popular, han obligado a la nación a reducir su ejército y aceptar la vigilancia externa. El héroe ha sido transformado en el burócrata que ha firmado los términos de su propia condena contractual. El verdadero drama no ha residido en la guerra que ha terminado, sino en el Colapso Civilizatorio que ha comenzado con el pacto de "paz" que ha premiado al agresor y ha disciplinado a la víctima.
La estructura de poder ha requerido el sacrificio de tu ideal nacional en la mesa de negociación, y tú has aceptado la ilusión de una paz contractual.
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