La Inercia Invertida del Mercado
El Juramento del Tono
El anuncio de 10.000 millones de dólares en rescates para agricultores es la evidencia más elocuente de que el libre mercado, tal como lo concebimos en los libros de texto, ha muerto y ha sido reemplazado por un parásito más eficiente: el capitalismo asistido. La noticia no es el monto, sino la normalización de la paradoja: el sistema que celebra el riesgo privado socializa sus pérdidas con una frialdad administrativa que anula cualquier principio de la competencia. Observen el gráfico de colapso, no la noticia. Miren la arquitectura del riesgo.
Una guerra comercial es un intento de doblar la geografía y la lógica económica. Se busca forzar la producción donde no es eficiente y el capital donde el riesgo es exponencial. Pero la economía no es moral; es un sistema físico que obedece a la ley de la gravedad. Si una política (el arancel) altera esa gravedad, la producción cae. La solución de Washington no es un "estímulo", sino la confirmación oficial de que el núcleo ha dejado de girar. El dinero fluye, no para crear innovación o aumentar la eficiencia, sino para que una industria no colapse a causa de una decisión política. Estamos pagando una póliza de seguro contra el fallo de un motor que el propio gobierno ha saboteado.
Aquí se cumple la profecía cínica de Churchill: "El vicio inherente del capitalismo es el reparto desigual de las bendiciones; la virtud inherente del socialismo es el reparto igualitario de las miserias." En este Nuevo Capitalismo Asistido, el gobierno distribuye una miseria de subsidios para evitar la miseria del colapso total, transformando a los agricultores de agentes de libre mercado a posiciones políticas cubiertas por deuda pública. El Banquero Felino no ve tierras de cultivo, ve activos cubiertos. Se ha eliminado el riesgo, y al hacerlo, se anula el motor de la competencia. El agricultor ya no tiene que ser más eficiente que su contraparte en China o Brasil; solo debe ser lo suficientemente estable como para que el Estado continúe emitiendo el cheque. El default ya no es una falla de mercado, sino una falla administrativa.
Esto establece la Inercia Invertida del Mercado: los mecanismos fundamentales (competencia, riesgo, libre comercio) son artificialmente detenidos y revertidos por un poder central para evitar un colapso localizado, creando una dependencia estructural que anula el concepto mismo de libre mercado. El verdadero peligro es que esta acción crea un precedente que infecta toda la arquitectura financiera. Si la pérdida se socializa de manera tan expedita, ¿dónde queda la disciplina del mercado? La "libertad" económica se convierte en una ilusión de mercado que solo existe en el beneficio; la pérdida, como vemos, se cobra al balance social. La proyección es que el término "Libre Mercado" dejará de tener sentido funcional en 11 años (2036).
El rescate de 10.000 millones es la inyección paliativa a una ley económica terminal. No es un signo de fortaleza, sino de pánico sistémico. Es el tic-tac de una bomba que nos obliga a mirar el vacío detrás de la riqueza que prometía la globalización. Solo aquellos que entiendan la naturaleza de este colapso asistido podrán diseñar la fuga.
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