LA SOMBRA DEL FENTANILO
La farsa política detrás del circo mediático.
"Si la política es un circo, el fentanilo es el truco de magia que hace desaparecer la verdad."
La Casa Blanca, como un mago de feria, anunció su gran truco: una "Operación Antidroga en el Caribe". La prensa aplaudió con entusiasmo, mientras las cámaras enfocaban a un presidente que, con el dedo alzado, señalaba al malvado "narcotráfico". Era un espectáculo digno de Broadway, con la escenografía de un océano azul y un guion tan predecible como una comedia de enredos. En ese escenario, la "narcolancha" no era una embarcación, sino un chivo expiatorio perfecto, un trofeo en el gran juego de la política.
El público, con la mirada fija en el show, se tragaba el mensaje sin masticar: "Estamos ganando la guerra". Pero El Gato Negro sabía que, en la trastienda, los verdaderos titiriteros se reían a carcajadas. El fentanilo era solo una excusa, un pretexto para justificar acciones militares, para inflar presupuestos y para desviar la atención de los verdaderos problemas. Era una droga, sí, pero su función más importante era ser una herramienta política.
La retórica de la "guerra contra las drogas" se había convertido en un chiste cruel, una comedia grotesca donde los más afectados eran los que menos salían en la tele.
En ese circo, los verdaderos "payasos" no eran los que traficaban, sino los que se hacían pasar por héroes. Y mientras el presidente se jactaba de su victoria, la verdad era que el fentanilo seguía fluyendo como un río subterráneo, indiferente a los comunicados de prensa y a las grandes declaraciones. La "guerra" no se ganaba con un golpe de relaciones públicas, sino con una cirugía real que nadie quería pagar.
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