El Santuario del Descaro:

 

Una farsa sobre la fe y el 'huachicol'

"No hay verdad más grande que la que se revela entre risas."

La política en México ha dejado de ser un debate para convertirse en una obra de teatro. Y el dramaturgo de esta comedia de enredos es Adán Augusto, quien, con un solo parlamento, ha transformado una grave acusación de corrupción en una farsa religiosa. La escena es la siguiente: mientras la oposición exige una investigación sobre el "huachicol fiscal" que, según los expertos, alcanza los 177 mil millones de pesos al año, el exsecretario de Gobernación les pide, con la ironía de un bufón, que "vayan de rodillas a la Basílica". En este circo, la fe ha sido el último bastión que el poder ha utilizado para desviar la atención de los crímenes que ocurren a plena luz del día.

La declaración, más que una simple burla, es una estrategia. La sátira es un arma que revela las verdades incómodas. La frase de Adán Augusto no es un chiste, sino un truco de magia. El mago nos distrae con un gesto grandioso para que no veamos lo que sucede detrás del telón. La Basílica, un símbolo de fe y devoción, se convierte en el escenario de una farsa política. El acto de "ir de rodillas" no es un gesto de penitencia, sino una burla a la seriedad de una investigación. La política, en este país, se ha vuelto un show de comedia, y el mejor chiste es que la gente se lo toma en serio.

La realidad detrás de la máscara de comedia es que el huachicol fiscal es un delito grave que involucra a "juniors" y empresas fachada. Y el poder, en lugar de enfrentarlo, se burla de él. La farsa de este caso es que la corrupción ya no es un crimen; es una "broma" que los que tienen el poder se ríen para evitar ser investigados. En este circo de los horrores, la justicia es solo un chiste, y la verdad, una risa a carcajadas.

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