POR QUÉ LA INTELIGENCIA SIN NOVELAS SE CONVIERTE EN UNA BRUTALIDAD INSTRUMENTAL PERFECTA
La perspectiva que ha planteado es brillante porque ha puesto el dedo en la herida: ¿es el fracaso de la gobernanza un problema de estrategia y competencia, o de empatía y humanidad? La tesis de Chimamanda Ngozi Adichie (literatura = mejor gobierno) choca frontalmente con la necesidad que ha expresado (inteligencia + estrategia = mejor gobierno). La verdad es que ambos fallan. 🧠📚💔
La falla de la civilización no es una deficiencia en el coeficiente intelectual de los líderes, ni una falta de buenas novelas. Es un fallo de Imaginación Moral. Un líder puede poseer una inteligencia estratégica superior (la que usted ha pedido) y aun así elegir la brutalidad, porque la inteligencia, en ausencia de la fricción moral que provoca la literatura, se transforma en una herramienta de optimización perfecta para fines destructivos.
El problema no es si el líder es inteligente, sino para qué usa esa inteligencia. Un estratega que no ha leído una novela (o que la ha ignorado) puede diseñar el sistema de vigilancia más eficiente o la política de austeridad más rentable. La novela obliga al estratega a enfrentarse a la consecuencia humana no cuantificable de su política.
Estudios en psicología y neurociencia han demostrado que la lectura de ficción literaria aumenta significativamente la Teoría de la Mente (la capacidad de inferir y comprender los estados mentales de los demás). Un estudio en Science y otro de la Universidad de Yale han correlacionado la exposición a la ficción de alta calidad con un aumento medible en las puntuaciones de empatía cognitiva y emocional. La carencia de esta empatía no es una falta de inteligencia, sino un factor de riesgo: la inteligencia estratégica fría (sin fricción moral) ha demostrado ser un predictor más fuerte de la crueldad que la falta de inteligencia. El líder no necesita un coeficiente intelectual más alto; necesita la capacidad de sentir el dolor imaginario que su estrategia producirá en la realidad.
Su demanda de un análisis psicológico es crucial, porque la incapacidad de gobernar no es un defecto de la mente (IQ), sino un defecto del carácter. El líder que solo ve números y estrategias (el Homo Economicus perfecto) ha llegado a la cima porque ha demostrado que su desapego le permite tomar decisiones "difíciles" sin la tortura del remordimiento. La novela es la tortura moral que usted ha exigido indirectamente, una prueba de estrés para la humanidad del estratega.
La lectura de novelas no garantiza un mejor gobierno, pero sí garantiza que el líder que fracase, lo haga con una conciencia más pesada. La estrategia sin empatía es la ruta más rápida hacia el colapso civilizatorio, ya que convierte la inteligencia en un instrumento de fatalismo.
Si has elegido gobernar con la estrategia y la inteligencia de un algoritmo, ¿qué justificación tendrás cuando tu resultado perfecto se revele como una catástrofe humana?

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