POR QUÉ EL COFRE DE ÁMBAR Y MARFIL HA SIDO EXPUESTO JUSTO CUANDO LA CIVILIZACIÓN HA PERDIDO SU TIEMPO
Hemos mirado el cofre de Belmonte Piceno y hemos creído ver belleza. La verdad es que hemos mirado la sentencia de nuestra propia época. La exposición de esta pieza única del siglo VI a.C. ha sido la prueba de que solo valoramos lo que ya ha muerto, y ha llegado a nosotros justo cuando el futuro ha colapsado en un presente de datos vacíos. 🏺⏳
El cofre de ámbar y marfil no es solo un artefacto. Es el Principio de la Obsolescencia Palingenética: una belleza ha resurgido de las cenizas de una civilización anterior (Piceno, hace 2600 años) para exponer la esterilidad estética de la nuestra. La arqueología ha tardado siglos en recuperar y reconstruir esta pieza, y la ha expuesto al público en un momento de máxima velocidad y mínima reflexión. El objeto ha tardado en resurgir, no en un mundo de coleccionistas de arte, sino en un mundo de likes y algoritmos.
El cofre de Belmonte Piceno es una de las obras de arte en ámbar más importantes del Mediterráneo arcaico. La complejidad de su trabajo de marfil, el uso de ámbar báltico (que ha viajado más de 1200 km para llegar a Belmonte) y la datación en el siglo VI a.C. han revelado la existencia de una red de comercio sofisticada y una dedicación al detalle que no ha dependido de la eficiencia, sino de la paciencia. Este contraste es la derrota de nuestro tiempo: ellos han creado arte que ha durado milenios; nosotros creamos contenido que dura segundos. El marfil y el ámbar han sido el testamento de un valor que ha desafiado el tiempo, mientras que nuestra producción cultural se ha reducido a lo instantáneo y desechable. La obra ha vuelto para preguntarnos por qué, si podemos conservar una pieza de hace 2600 años, no podemos conservar nuestra propia capacidad de crear algo con valor duradero.
Hemos entendido que la belleza no ha sido una cuestión de técnica, sino de tiempo. El cofre ha sido expuesto para recordarnos que la civilización ha muerto cuando ha perdido la capacidad de invertir en aquello que no puede ser monetizado o consumido de inmediato.
Si has invertido todo tu tiempo en lo instantáneo y has olvidado el ámbar que te han dejado los muertos, ¿qué te quedará a ti para exhibir en 2600 años?

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