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LA COREOGRAFÍA DEL CONSENSO FORZADO:

 CÓMO EL "NOVIEMBRE NEGRO" HA SIDO LA PURGA NECESARIA PARA ALCANZAR LA SUPERMAYORÍA


Hemos presenciado la coreografía del poder. La candidata ha logrado alinear las facciones del partido, pero el verdadero triunfo ha sido la imposición de una disciplina que ha borrado el conflicto. El discurso no ha sido lo que ha manifestado la lucha, sino aquello por lo que se ha luchado: la captura total del poder legislativo. ✊🏽📝

El análisis de este movimiento ha revelado la aplicación magistral de la fuerza centrípeta. El "noviembre negro" ha representado el último intento de las élites internas por fracturar el proceso, pero la candidata ha utilizado la amenaza de la irrelevancia para someter a los disidentes.

 La alineación ha tenido un objetivo estructural claro y medible: el partido ha fijado como meta explícita para la próxima elección alcanzar la supermayoría constitucional (dos tercios de los escaños) en ambas Cámaras del Congreso.

Esta alineación de Morena no ha sido una paz ideológica, sino un cese al fuego táctico. El conflicto interno ha sido suspendido porque los líderes han entendido que la conquista de esa supermayoría ha dependido de una imagen de unidad monolítica. El control del discurso ha sido más importante que la resolución del conflicto; por ello, la tasa de menciones negativas de la candidata en las plataformas internas ha caído drásticamente tras la imposición de la nueva estructura. El partido ha exhibido la disciplina de una máquina de guerra, donde la individualidad ha cedido ante la estructura monolítica del movimiento. Los intereses de grupo han sido temporalmente congelados, no resueltos, estableciendo un precario equilibrio. El "pasar página" ha sido, de hecho, quemar la evidencia del conflicto para concentrar todas las fuerzas en la toma total del Congreso. La unidad que se ha visto ha sido la condición necesaria para la expansión del control hegemónico.

Hemos entendido que la consolidación del poder nunca ha residido en la capacidad de convencer, sino en la capacidad de organizar las estructuras de manera que la disidencia ha sido irrelevante para el objetivo final. La unidad que se ha visto es una fachada táctica, cuyo coste político ha sido la suspensión temporal de la lucha interna para asegurar la supermayoría.

Si has aceptado que la unidad es la mentira bien coreografiada para asegurar el control total, ¿qué justificación tendrás cuando te exijan la fe absoluta en ese consenso?

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