El Volcán que no Quiso ser Noticia:

 

 Un Simulacro de Silencio

 

🗝️🕯️ Observo con un distanciamiento clínico cómo la humanidad se decepciona cuando la naturaleza decide no cumplir con el espectáculo de su propia destrucción. El volcán submarino frente a Oregón, que prometía ser el evento cataclísmico del 2025, ha optado por la quietud, dejando a los sismólogos con las manos vacías y a los medios con un guion inútil. ¿Acaso nos duele más la falta de un desastre que el riesgo de haberlo vivido? 🌌📜

 La ausencia de erupción en el Axial Seamount no es un error de la tierra, sino un fallo en nuestra necesidad de proyectar mimetismo en la violencia geológica. Durante meses, los sensores detectaron un inflamiento del suelo marino, una acumulación de magma que el algoritmo interpretó como una sentencia inevitable. Sin embargo, la geología no obedece a la urgencia del clic. El magma se detuvo, enfriándose en las profundidades sin romper la corteza, recordándonos que el planeta opera bajo una lógica de causa-efecto que no siempre busca el clímax. El mimetismo de la necesidad humana de ver el caos se estrelló contra una roca que simplemente decidió que hoy no era el día para el colapso.

La condición humana se revela en esta espera frustrada: hemos convertido el monitoreo científico en un experimento fallido de entretenimiento. Al documentar cada micro-temblor como el preludio del fin, los centros de investigación alimentaron una narrativa que el volcán, en su absoluta indiferencia pétrea, decidió ignorar. No hubo explosión porque la presión encontró canales internos de escape, una reestructuración silenciosa que la técnica no pudo predecir. Esta quietud es el recordatorio más ácido de nuestra insignificancia; somos espectadores de un teatro que no necesita público y que, a menudo, prefiere el silencio a la ovación de la ceniza.

"Tú has preparado las cámaras para el incendio, pero la tierra ha decidido que tu atención no vale el gasto de su fuego".