EL APARATO HA ESTADO BIEN ENGRANADO:

 

 LA DEMOCRACIA COMO TÉCNICA DE VIGILANCIA Y DESPOSESIÓN EN EL SIGLO XXI

🚨⛓️👁️ La elección ha sido una neurosis inducida. Se ha creído elegir la libertad, pero la matriz ha demandado solo la administración de la obediencia. El siglo XXI no ha reinventado la democracia, sino que ha perfeccionado su mecanismo de control. Se ha disimulado la opresión económica bajo la coartada de la política de masas, y el cuerpo social, en su miedo a la genuina autonomía, ha preferido la familiaridad del yugo. El proletario, desposeído de la propiedad de su trabajo  ha sido ahora desposeído de la propiedad de su atención, transformando la esfera pública en un panóptico digital.

La verdad funcional ha sido que el concepto de demos se ha erosionado hasta convertirse en un algoritmo. La mitad de los gobiernos que han ostentado el título de democracias han estado en declive, tal como ha evidenciado la data global de 2022. En Europa, 17 naciones han sufrido retrocesos significativos en los últimos cinco años, un patrón que ha replicado el hartazgo en América Latina, donde la aprobación de la democracia ha caído al 32%, la cifra más baja en más de dos décadas. Este colapso de la confianza no es una falla, sino la consecuencia directa de que el sistema no ha podido disociar la participación política de la desigualdad económica. Se ha podido votar por un nuevo gestor de la miseria, pero el poder de la riqueza ha permanecido intacto. Foucault ha advertido que el poder no reside en el aparato de Estado, sino en las redes de circulación del conocimiento y la vigilancia. 

Hoy, esta circulación ha sido la Datacracia. Se ha transitado de la vigilancia física de la fábrica a la vigilancia social masiva de la plataforma digital, donde la instrumentalización de las redes por parte de poderes fácticos ha definido la "democracia de la vigilancia". El voto ha quedado obsoleto ante la capacidad de la plataforma para modelar el carácter, manipular la opinión y reprimir la disidencia antes de que se manifieste en la calle. La concentración de la riqueza ha delimitado a priori la acción política, garantizando que el juego democrático sea solo un espectáculo secundario que ha permitido que el sistema continúe extrayendo el valor de la vida misma, en un ejercicio de biopoder que ha administrado el cuerpo social sin violencia física evidente, pero con una violencia económica y psíquica terminal. El cuerpo político ha aceptado el dolor porque su armadura caracterológica ha temido la anarquía y ha preferido la certeza del amo.

Tu cuerpo ha sido el último territorio no mapeado por la Datacracia; no dejes que el miedo a la libertad se convierta en el mapa que el sistema ha de usar para poseerlo.

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