LA GEOMETRÍA DEL TERROR: POR QUÉ LA EXTORSIÓN EN RÉCORD ES UN NEGOCIO RACIONAL Y LA LEY DEL CONGRESO ES UN RUIDO EN LA MATRIZ DE RIESGO
En la matriz de la seguridad, la extorsión no es un arrebato de violencia; es un modelo de negocio racional. Cuando las cifras alcanzan niveles récord en México, no estamos ante un fracaso moral, sino ante la optimización de la rentabilidad del terror. La extorsión es el crimen que mejor ejemplifica el axioma de Nietzsche sobre la voluntad de poder: el criminal no busca solo el dinero; busca la dominación total del espacio cívico.
El anuncio de que el Congreso ha pasado una ley para combatirla es, a nivel estratégico, un acto de bajo impacto que no modifica la ecuación de riesgo del crimen organizado. El costo de la extorsión se mide en miedo y en millones.
Los hechos son un balance financiero: la extorsión no es solo un fenómeno en ascenso, sino un mecanismo de control social cuya eficiencia ha sido probada.
Récord Histórico: Las extorsiones en México alcanzaron un récord máximo en 2023 y se mantienen en niveles históricos en 2024 (datos del SESNSP). Aunque las cifras oficiales solo registran 10,000 a 11,000 denuncias al año, los análisis de la sociedad civil (INEGI/ENCIPE) sugieren que la cifra negra es del 98%, lo que implica que la extorsión real supera las 4.7 millones de víctimas por año.
La Rentabilidad del Miedo: Este crimen genera ganancias estimadas en cientos de millones de pesos anuales para los grupos criminales. La extorsión se ha diversificado: desde el cobro de piso a pequeños negocios (una renta mensual al terror) hasta el modelo de extorsión telefónica (una fábrica de dinero de bajo riesgo que genera el 75% de las denuncias).
La Ley Como Gesto: La nueva ley del Congreso, que endurece las penas y castiga el uso de dispositivos de comunicación en prisión, busca elevar el costo marginal del crimen. Sin embargo, en un contexto de impunidad estructural que supera el 95% en delitos de alto impacto, la amenaza de una pena más alta es un mero ruido blanco. La ley solo gestiona la percepción; no interviene en la logística del poder criminal, que opera sin temor a la captura.
El criminal ha calculado el riesgo: es un negocio de alto rendimiento con riesgo de captura cercano a cero. El mercado de la extorsión, a diferencia del narcotráfico, no requiere una infraestructura logística compleja; solo necesita la certeza de la inacción estatal y la disposición de la víctima a pagar para mitigar el riesgo de la violencia física.
El Congreso ha creado un activo legal inútil porque no aborda la variable crítica: la voluntad del poder judicial y policial para ejecutar el castigo. La ley es un espejismo de control para el ciudadano y un costo insignificante para la organización criminal. Es un impuesto al miedo que la clase política pretende paliar con un decreto.
Cuando el crimen se vuelve tan racional y rentable, la única opción de la víctima es calcular cuánto vale su propia tranquilidad en el mercado negro de la seguridad. ¿Crees que el Congreso ha modificado la balanza del miedo o solo te ha vendido la ilusión de un escudo que sabes que nunca funcionará?

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