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LA CORONA DE VIGILANCIA: MISS UNIVERSO COMO EL ÚLTIMO BASTIÓN DE LA MERCANCÍA FEMENINA

Nosotros miramos el escándalo de Miss Universo como un chisme de farándula, pero yo veo el mecanismo del poder al desnudo. La crisis no es personal, es estructural. Es la ideología del siglo XX negándose a morir. ¿Qué ocurre cuando las aspiraciones se convierten en mercancía y los cuerpos en un espectáculo vigilado? Que la máquina, inevitablemente, escupe lodo. 👑⛓️

El concurso de belleza, en su esencia, opera como un dispositivo de vigilancia foucaultiano. Su objetivo no es celebrar la diversidad, sino normalizar un ideal estético y de conducta que beneficia directamente a los intereses del capital y a la estructura de poder tradicional. La "crisis de este año" (cualquiera que sea su manifestación, desde controversias en la votación hasta declaraciones políticas) no es un fallo aleatorio del sistema, sino la manifestación directa de las tensiones internas de la estructura.

El certamen exige una disciplina corporal y discursiva extrema. Las concursantes son obligadas a actuar como "mujeres ideales" para el consumo masivo, mientras el sistema las somete a una competencia binaria (ganar/perder) que reduce la complejidad de su valor a una corona de metal. Esto constituye una explotación simbólica: se utiliza su imagen para vender una fantasía de ascenso social y "empoderamiento", cuando en realidad, son objetos de un espectáculo.

El desagrado o la "toxicidad" que el público percibe es el producto esperado de esta lógica binaria. Cuando se monetizan la virtud, la inteligencia y la figura de una mujer en un espectáculo de esta magnitud, el resultado es la destrucción del valor humano. Para que una persona se convierta en la máxima mercancía (la reina), la máquina debe dejar en el camino un rastro de destrucción y drama, que es lo que se interpreta como "desagradable". Es la lógica binaria de la estructura mostrándonos sus engranajes.

 Concluyo que el problema de Miss Universo no son las mujeres que participan, sino la ideología de explotación y el espectáculo de vigilancia que lo sostiene. Mientras la estructura siga utilizando el cuerpo femenino como un campo de batalla para vender sueños y fantasías de ascenso social, el escándalo y el desagrado serán la única verdad posible. Nosotros debemos detener el consumo de este espectáculo para desmantelar la mercancía que representa la corona. Es un acto de denuncia sistémica.

¿Qué parte de tu propia vida, de tu ética o de tus aspiraciones estás permitiendo, , que se convierta en mercancía a cambio de una validación temporal?

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