LA AUSENCIA COMO ESTADÍSTICA: POR QUÉ EL CLAMOR "NO LLEGAMOS TODAS" ES LA FALLA FUNDACIONAL DEL ESTADO MEXICANO
Nos dijeron que la democracia era un contrato social basado en la seguridad. En México, ese contrato se rompe cada vez que una mujer no regresa. El grito de "No llegamos todas" no es una queja; es la sentencia de un sistema donde la impunidad es la norma y el cuerpo femenino es territorio de caza. Es una herida abierta en la estructura de la nación. 🩸🔥🚨
El desafío de analizar la violencia feminicida no reside en contar los cuerpos —la estadística ya es atroz—, sino en descifrar el mecanismo de la ausencia. La desaparición, el feminicidio, la agresión constante, no son fallos accidentales del sistema; son el subproducto lógico de una estructura que ha codificado la vida de la mujer como prescindible. El valor de la vida en el mercado de la violencia se negocia a la baja, y es la impunidad, más que el crimen inicial, lo que dicta su precio final
La violencia no solo es ejercida por el agresor; es perpetuada por el Estado a través de su capacidad para no responder. La impunidad, ese porcentaje obsceno, no es ineficiencia; es la función tácita del sistema.
La realidad verificable es la siguiente: de los feminicidios registrados en México en los últimos años, el índice de impunidad es de, al menos, el 76%, con menos del 25% de los crímenes resultando en una sentencia condenatoria. Esta estadística (MCCI/Impunidad Cero) significa que, estructuralmente, el acto violento contra el cuerpo de la mujer está prácticamente garantizado de consecuencias cero a nivel legal. En este escenario de permisividad, la cifra de diez mujeres asesinadas diariamente se convierte en el costo social aceptado por la inacción del Estado.
La violencia en México es territorial, pero el cuerpo de la mujer es el territorio primario de la disputa de poder. El feminicidio es la máxima expresión de un mensaje brutal: la subordinación debe ser total, absoluta y visible. Por eso, el crimen a menudo lleva la marca del ritual, del exceso de crueldad; busca dejar una sentencia social en el cuerpo de la víctima.
El Estado, al no proteger, cede este territorio. La narrativa de "No llegamos todas" es la ruptura del mito de la protección paternalista; es la toma de conciencia de que, en la práctica, la supervivencia es una empresa individual y la seguridad es un privilegio de género y de clase, no un derecho universal. La magnitud de esta crisis se evidencia no solo en los asesinatos, sino en delitos previos: solo en los primeros nueve meses de 2025 (según reportes recientes), se registraron más de 405,000 denuncias por violencia familiar y 60,000 mujeres sufrieron lesiones dolosas.
La impunidad ha convertido tu seguridad en una lotería. Cuando caminas por esa calle, sabes que el Estado no es tu red de seguridad, sino el escenario donde tu vida se juega al azar. ¿Aún crees que el silencio es una opción cuando el costo de tu existencia se calcula en el porcentaje de carpetas archivadas?

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