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⛓️ EL TRATO EN LA OSCURIDAD: La Biopolítica del Frío y la Infraestructura de la Miseria


 La política de élite tiene una lógica implacable: el interés nacional siempre se negocia sobre los hombros de la clase trabajadora. Orbán no viaja a Moscú para asegurar el gas; viaja para asegurar un poder de control biopolítico sobre sus ciudadanos, garantizando que el miedo al frío y la estabilidad de la factura se traduzcan en obediencia y silencio. El gas ruso es el opio del pueblo húngaro, y Trump es la coartada perfecta para la traición. ⛽⛓️

El encuentro de Moscú es la confirmación de una verdad que la clase obrera ya conoce: la lealtad es un lujo burgués; la supervivencia es una transacción.

El suministro de energía, la sangre vital de la economía moderna , se ha convertido en una herramienta de control operante. Al negociar directamente la dependencia del gas ruso, Hungría se auto-impone una esclavitud energética. Este pacto, en la práctica, hipoteca la autonomía de la nación a cambio de una paz social artificialmente inducida por la calidez. El costo de esta energía barata no se paga en euros, sino en la erosión de los derechos civiles y la subordinación de la soberanía a una potencia externa. El gas es el látigo invisible que mantiene quieta a la fuerza laboral durante el invierno.

El uso de la "exención de Trump" como justificación es la muestra final de la decadencia de la élite. Se explotan las grietas del sistema internacional para consolidar un poder interno que se burla de la justicia colectiva (la UE y la OTAN).

Nosotros denunciamos esta infraestructura de la miseria. La pregunta que debemos hacer no es si Hungría tendrá gas, sino qué libertad se pierde con cada metro cúbico. El trauma social no es solo la amenaza de una factura alta; es la conciencia de que tu gobierno prioriza el control dictatorial sobre la dignidad y la unidad de los pueblos. Este pacto no asegura el bienestar del trabajador, sino el confort del burócrata que negocia a espaldas de la lucha social.

El acuerdo en Moscú no es por el gas, sino por la sutil tiranía del mercado energético. Orbán canjea la dignidad y la unidad por la calefacción, transformando la necesidad básica en una herramienta de opresión biopolítica. El resultado es la sumisión de un pueblo por miedo al frío.

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