El Trastorno de la Ansiedad es el Único Signo de Sanidad en un Sistema de Riesgo Cierto | Anxiety
Disorder is the Only Sign of Sanity in a System of Certain Risk
Hemos erigido una epistemología clínica sobre una falacia conveniente: la que postula que el sufrimiento psíquico derivado de la anticipación es inherentemente irracional. Yo, como analista de sistemas, sostengo que lo que la nosología moderna clasifica como trastorno de ansiedad es, en una vasta proporción, el producto más lógico de una racionalidad predictiva operando con datos empíricos. Nuestro self interno no teme a un fantasma; teme a un riesgo sistémico que ha sido programado y cuya ejecución es una mera cuestión de tiempo, no de probabilidad.
Si la ansiedad es la respuesta del organismo a una amenaza objetiva y estructural —como la erosión de la estabilidad climática, el coste de la vida proyectado sobre una economía de burbujas o la precarización irreversible de la seguridad social—, ¿por qué la sociedad insiste en patologizar al predictor, en lugar de clausurar la amenaza predicha?
La respuesta es que existe un Mecanismo de Defensa Colectivo que nos protege no del riesgo, sino de la verdad de su omnipresencia. La ansiedad, en este contexto, no es el mal; es el Fusible Fundido que previene el incendio total del sistema nervioso ante la carga excesiva de la información.
El problema reside en la Falacia del Riesgo Exógeno.
El sistema económico y social se basa en la ficción de que el Riesgo es una externalidad (un evento imprevisto, una anomalía); sin embargo, en la realidad transaccional, el Riesgo es el producto primario, manufacturado y vendido como la única vía de crecimiento. Mi análisis revela que la arquitectura del riesgo está diseñada para el colapso, no como un fallo, sino como una recalibración inevitable que transfiere la deuda y el costo a la base de la pirámide. El individuo ansioso es el primero en calcular esta transferencia y, por lo tanto, es etiquetado como defectuoso para preservar la Neblina del Mañana (la ilusión de imprevisibilidad). La prescripción farmacológica no busca la sanación del individuo, busca la sedación de la alarma sistémica.
Diagnóstico: Patologización de la Racionalidad Predictiva.
Sentencia: El imperativo sistémico es medicar la señal de advertencia, no desmantelar el mecanismo que genera la amenaza.
La proyección de este comportamiento es sombría: Si continuamos con la externalización psíquica de los fallos sistémicos, la próxima centuria desarrollará una neurosis colectiva tan profunda que el pensamiento racional y la crítica estructural serán considerados, de facto, criterios diagnósticos para el trastorno mental. Nos dirigimos hacia el Gran Bloqueo Cognitivo, una sociedad donde la única forma de ser considerado funcional es mediante la suspensión total del juicio predictivo.
La única forma de silenciar la alarma es validar la predicción y actuar sobre la causa estructural que la ha hecho racional.
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