La Cuota del Azúcar es la Cuota de la Pobreza: El IEPS y el Brutalismo del Hambre (2025)
Dicen que el aumento al IEPS a los refrescos es por tu salud. Mienten. Es por la salud de sus arcas. La propuesta de 2025 de duplicar este impuesto (a cerca de $3.08 pesos por litro) y gravar las opciones "light" es un golpe narrativo directo a la base de la pirámide.
El dato frío es este: El aumento amenaza a 60,000 "tienditas", el pulmón económico de los barrios pobres. Y el impuesto, que es regresivo, no afecta al corporativo, afecta a la señora que solo puede permitirse un refresco azucarado en la esquina.
La estrategia de la opresión es simple: te quito dinero con un impuesto "saludable" y te obligo a seguir comprando el veneno porque no te ofrezco alternativas. La resignación aprendida es creer que este castigo fiscal es la única solución.
No basta con castigar el síntoma. La obesidad y la diabetes son una deuda social generada por un Entorno Obesogénico Estructural. La raíz del problema es una falla sistémica que va más allá de la botella:
La Tiranía del Precio: En vastas regiones, lo sano es caro y lo dañino es barato. El consumo de refrescos es una respuesta de supervivencia económica, no una elección dietética de lujo. El alimento ultraprocesado es más barato, dura más y es más accesible que las frutas frescas.
La Negación del Agua: El Estado no ha garantizado el acceso a agua potable segura y gratuita en espacios públicos y escuelas, haciendo que el consumo de bebidas saborizadas sea la opción por defecto. ¿Por qué pagar un impuesto por una bebida azucarada si el gobierno no te garantiza el agua?
El Miedo Publicitario: La publicidad explota la vulnerabilidad del consumidor (especialmente niños) para normalizar estos productos, mientras la industria utiliza el patrocinio deportivo para lavar su imagen pública, creando una falsa narrativa de bienestar.
La Complicidad Fiscal: Las grandes empresas del sector tienen acceso a beneficios fiscales, pagando a veces tasas bajas de Impuesto Sobre la Renta (ej. 3.8%). El ciudadano pobre paga el alto costo fiscal y sanitario, mientras la corporación paga poco por su ganancia.
La solución a la crisis de salud no es recaudar más, es desmantelar el Entorno Obesogénico. El IEPS por sí solo es insuficiente. Para que el impuesto funcione como herramienta de justicia social y de salud, debe dejar de ser una extracción de valor y convertirse en un motor de cambio estructural.
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Reforma Fiscal Progresiva (IEPS por Gramo): El impuesto debe abandonar la ceguera del volumen y migrar a un diseño que grave el contenido por gramo de azúcar, edulcorante y aditivos de riesgo. Esto fuerza a la industria a reformular de manera seria y crea un incentivo claro para que el consumidor elija productos con menor contenido nocivo.
Blindaje Legal de Fondos y Agua Potable: Se debe crear un fideicomiso transparente que blinde legalmente el 100% de la recaudación del IEPS para destinarlo exclusivamente a:
Garantizar Agua: Inversión en infraestructura de agua potable gratuita y segura en escuelas, mercados y espacios públicos.
Atención a la Deuda: Financiamiento a clínicas de diálisis y programas de prevención de diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Control Regulatorio de Precios y Publicidad:
Impuesto a Ultraprocesados (Subir Tasa): Incrementar la tasa del IEPS a todos los productos ultraprocesados (botanas, dulces) del 8% al 20%, alineándose a las mejores prácticas internacionales, para reducir la sustitución de refrescos por otros alimentos dañinos.
Castigo a la Publicidad: Prohibir efectivamente la publicidad dirigida a niños de todos los productos con etiquetas de advertencia y auditar el uso que hace la industria del patrocinio deportivo.
El impuesto no puede ser una sanción a la pobreza sin ser un instrumento de redistribución de la salud. ¡El cambio es una exigencia, no una promesa!
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