El Gran Final de la Farsa

El último acto de la estrella de Hollywood Robert Redford

"En el teatro de Hollywood, la muerte es solo otro papel que se actúa, una última oportunidad para el aplauso."

El telón ha caído para el gran Robert Redford, y con su partida, el circo mediático ha montado su último espectáculo. A los 89 años, el actor que personificó la disidencia elegante, el hombre que hizo de su retiro un acto de poder, se ha convertido en el protagonista del obituario más grande del año. Las pantallas se llenan de sus icónicas escenas, los periodistas desentierran viejas entrevistas y las redes sociales se inundan de emotivos "descansa en paz". Pero, ¿estamos de luto por el hombre o por el personaje que creamos de él? 


"Los íconos no mueren, se convierten en propiedad pública."

La industria, que tanto lo idealizó, ahora lo convierte en la mercancía final. Cada tributo es un recordatorio de que su vida, sus luchas y sus éxitos ya no le pertenecen. La farsa es total: los mismos medios que criticó, ahora glorifican su muerte. Hollywood, con su habitual hipocresía, celebra al hombre que luchó por el cine independiente, mientras ignora el hecho de que su legado fue cooptado hace mucho tiempo. Es el último acto de una obra que él mismo protagonizó, un guion que se ha escrito sin su consentimiento.

Y mientras los directores de cine pronuncian discursos y los actores recitan sus poemas, el legado de Robert Redford se reduce a una serie de titulares. Su activismo, su pasión por el medio ambiente, su incansable trabajo por el festival de Sundance, todo se vuelve un puñado de polvo en la narrativa de la "estrella legendaria". Al final, no importa si fue un genio o un simple mortal. El público solo quiere saber: ¿cuál es el próximo show?

Cuando el telón caiga sobre el circo, ¿qué quedará de la farsa?

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