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Noticias de un corredor que no va a ninguna parte

Por: El Artista del Maullido

Y el Cáucaso, esa región que a nadie le importa, se volverá un lugar más interesante. Y con 'interesante' me refiero a que alguien podría terminar muy muerto.

Lo que les voy a contar no es una novela de ciencia ficción. Es solo la historia de un mapa, de hombres muy serios y de un pedazo de tierra que, para ser honesto, probablemente no le importaba a nadie hasta hace poco. Es la historia de cómo la paz, una de esas palabras que la gente repite sin saber lo que significa, se convierte en el problema más grande de todos.

Hay un conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Lo más aburrido del mundo. Gente peleando por un pedazo de tierra que alguna vez fue suya, o de sus abuelos, o de los abuelos de sus abuelos. El punto es que se matan. Lo de siempre. Después de la última guerra, se sentaron en una mesa. Imagino que con mucho café y un montón de papeles importantes. Y alguien, supongo que un burócrata aburrido, propuso una solución: un corredor. Una carretera. Una vía férrea. Algo que conectaría a Azerbaiyán con su exclave de Najicheván a través de Armenia. Así se le dice: el Corredor de Zangezur.

La paz está hecha. ¿O no?

Claro que no. Es la geopolítica, el arte de arruinarlo todo. Irán ha dicho que no. Con la misma seriedad con la que uno le dice a un niño que no puede comer galletas antes de la cena. Para Irán, el corredor no es una simple carretera. Es un complot. La razón, si la simplificamos para que no te explote la cabeza, es muy sencilla: el corredor uniría a Azerbaiyán con su hermano mayor, Turquía. Y a Irán no le gusta la idea de tener dos matones poderosos en la puerta de su casa. Es como si alguien construyera una autopista en tu patio trasero para que tus peores vecinos puedan llegar más rápido. No te gustaría. A ellos tampoco.

El problema es el dinero y la influencia. Turquía, que es un país con grandes ambiciones, tiene un proyecto llamado “Corredor del Medio”. Quiere una ruta comercial que vaya de China a Europa, pero sin pasar por Rusia ni por Irán. Este corredor a través de Armenia es la pieza que le falta en su rompecabezas. Si lo consigue, Turquía y Azerbaiyán, con el respaldo de otras repúblicas túrquicas en Asia Central, tendrían una influencia brutal en una región que Irán siempre ha considerado parte de su patio trasero. Eso significa menos dinero, menos poder y, sobre todo, una sensación de claustrofobia. De repente, Irán se ve rodeado de gente que habla turco y tiene una alianza militar y comercial con Turquía, lo cual es la peor pesadilla de cualquier general iraní.

Y no es solo militar o comercial. También hay un poco de paranoia. Irán teme que la consolidación de un "panturquismo" en sus fronteras pueda incitar a la minoría azerí en su propio territorio. Los azeríes de Irán son una comunidad grande. No son estúpidos. Si ven que su gente en el otro lado de la frontera está floreciendo, ¿quién sabe qué ideas locas se les podrían ocurrir? Para un gobierno que está en alerta constante, esto es una amenaza existencial. La geopolítica es el arte de hacer un drama de cada detalle, y en este caso, es un drama con miles de años de historia. La preocupación es real y tiene profundas raíces históricas y culturales.

Mientras tanto, ¿qué pasa con Armenia? Son un país pequeño, con un ejército que fue humillado en la última guerra. Están atrapados en medio, como el sándwich en una pelea de comida. Por un lado, Rusia, su protector histórico, que no quiere que la paz se haga sin él. Por otro, Azerbaiyán y Turquía, que los presionan para que cedan el territorio. Y ahora, Irán, su único vecino con el que tienen una frontera abierta y estable, dice que si se abre el corredor, todo será un infierno. Armenia se ha quedado sola en el peor de los bailes, bailando una música que no eligieron.

¿Qué pasará ahora? La paz está en el congelador. El acuerdo de paz es solo un papel mojado con una mancha de café. Irán y Rusia, los dos mejores amigos que nadie quiere tener, probablemente unirán fuerzas. ¿Por qué? Porque ambos están de acuerdo en una cosa: la expansión turca en el Cáucaso no es una buena idea. Los rusos, que se consideran los guardianes de la región, ven el corredor como una bofetada de Ankara. Jugarán al ajedrez, pero con misiles y tropas en la frontera. La situación en el Cáucaso, esa región que a nadie le importa hasta que alguien explota algo, se volverá un lugar más interesante. Y con "interesante" me refiero a que alguien podría terminar muy muerto, y nadie sabrá por qué.

Al final, todos somos perdedores en esta historia. Las carreteras no se construyen, la gente sigue peleando, y los hombres serios en sus despachos deciden el destino de miles de personas. Lo de siempre. No hay finales felices en esta historia. Solo un mapa, un corredor, y un montón de gente que no se pone de acuerdo. Y, si me lo preguntas, es la historia más triste y aburrida del mundo.