Un Códice sobre la Tierra Olvidada
Por El Archivista de Espejos
En el laberinto, cada hambre es un reflejo del olvido.
El Archivo de la Gran Biblioteca, que contiene los pergaminos de todas las realidades posibles y las ficciones de cada hombre, ha registrado un nuevo fragmento sobre la Tierra de la Misma Sangre, que los mortales llaman Haití. El códice, catalogado bajo la signatura ONU-2025, no es una historia nueva, sino una repetición: un eco de un eco, un reflejo en un espejo que se ha visto antes. Los Sabios, que son los ojos de la conciencia global, han advertido que casi dos millones de almas se encuentran en un estado de emergencia, en el umbral de ese gran vacío que es el hambre. Esta no es una simple estadística; es una alegoría de la historia, una página arrancada de un libro que nunca se termina de escribir.
En el vasto y polvoriento laberinto de la Gran Biblioteca, los estantes de la historia de Haití están llenos de volúmenes idénticos, con títulos que cambian apenas en la fecha. "El Terremoto de la Desolación", "La Peste y el Olvido", y ahora, "El Hambre y el Silencio". Un explorador de estos pasillos infinitos podría jurar que la crisis es una entidad única que se repite, un ser que se alimenta del tiempo y la memoria. Los reportes de la ONU no son más que índices de este gran libro del dolor. Un informe de 2023 sobre la inestabilidad política, otro de 2024 sobre las bandas armadas, y ahora, este de 2025 sobre el hambre. Cada uno es una entrada en un catálogo que se extiende hasta el infinito, una nota al pie en una obra que nadie termina de leer.
¿Qué significan estos números, esta cifra de dos millones? En el universo de los espejos, un número no es una cantidad, sino un símbolo. Dos millones son la multitud que se pierde en el laberinto de la desolación. Son el reflejo de una responsabilidad compartida, una imagen que se devuelve a los ojos del mundo que la mira desde la distancia, desde el confort de sus propias bibliotecas. La crisis de Haití, en este sentido, no es una isla remota en el Caribe, sino un pasillo oscuro en nuestro propio laberinto de conciencia. Los que buscan una salida, una solución, se topan una y otra vez con el mismo reflejo: una historia de intervenciones fallidas, promesas rotas y una indiferencia que se ha vuelto tan vasta como el mar que rodea la isla.
Así, este artículo no es un resumen de la noticia. Es una advertencia. Es una nota que se ha deslizado por debajo de la puerta de la realidad para recordarnos que los mismos hechos, repetidos una y otra vez, se convierten en la mitología de nuestra época. La hambruna en Haití no es un evento aislado. Es un fragmento de un antiguo códice, un espejo roto que, en cada uno de sus pedazos, nos muestra una verdad incómoda: que la historia es un laberinto en el que estamos condenados a caminar, a menos que encontremos el hilo de Ariadna de la memoria colectiva. Y en cada reflejo de ese hilo, debemos buscar una acción, no solo un lamento.
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