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El Juego de la Sangre y las Palabras:

 

 Egipto en la Encrucijada de Gaza

“Una negociación no es el fin de la guerra, sino el comienzo de la siguiente batalla, una que se libra con palabras en lugar de bombas. La victoria es el acuerdo que nos permite respirar, aunque sea por un momento.”Profesor Bigotes




El Cairo, una ciudad milenaria acostumbrada a los juegos de poder, vuelve a ser el escenario de un drama que se repite con una monotonía aterradora. En plena ofensiva israelí sobre Gaza, que no cesa en su intensidad, Egipto ha retomado su rol histórico como mediador y prepara una nueva ronda de negociaciones entre Israel y Hamás. No es un acto de altruismo puro; es un movimiento geopolítico calculado, necesario y, sobre todo, desesperado. La estabilidad de la región, y por extensión la propia seguridad de Egipto, pende de un hilo cada vez más delgado.

El objetivo de esta nueva ronda es, como en ocasiones anteriores, lograr un alto el fuego. La propuesta egipcia, apoyada por Qatar y Estados Unidos, busca una tregua de 60 días que permita la liberación de rehenes, la entrada de ayuda humanitaria sin restricciones y un respiro para la población gazatí. Sin embargo, el camino está sembrado de obstáculos. Mientras Egipto impulsa el diálogo, la ofensiva israelí en Gaza no se detiene, lo que crea un ambiente de desconfianza insalvable. Netanyahu ha dejado claro que, aunque se negocie, no renunciará a su objetivo de desmantelar a Hamás. Este doble juego, de hablar de paz mientras se escala el conflicto, refleja la complejidad de una situación donde las exigencias de seguridad de Israel chocan frontalmente con las demandas de Hamás y las necesidades humanitarias de los palestinos.

El papel de Egipto es crucial. Geográficamente vecino de Gaza, el país del Nilo es el único que puede mantener una comunicación fluida con ambas partes. Su historia con el conflicto le otorga una legitimidad que otros actores no poseen. Sin embargo, su posición es delicada. Por un lado, debe mostrarse como un interlocutor imparcial, mientras que, por otro, busca proteger sus propios intereses, como evitar un éxodo masivo de refugiados palestinos hacia la península del Sinaí, un temor que se remonta a la Nakba de 1948. Además, la relación de seguridad y económica con Israel complica aún más su margen de maniobra.

El fracaso de las negociaciones anteriores en Doha demuestra lo volátil que es el proceso. La propuesta actual busca un "retorno gradual" de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y la posible creación de una fuerza de seguridad multinacional en Gaza. Esto es un punto de fricción, ya que Hamás rechaza cualquier solución que no sea un fin total a la guerra y la retirada de las tropas israelíes. Israel, por su parte, se muestra inflexible ante cualquier arreglo que no garantice su seguridad a largo plazo.

En este tablero de ajedrez, cada movimiento es observado y analizado. La presión internacional crece, las protestas en Israel exigen un acuerdo y el sufrimiento en Gaza no da tregua. Este artículo busca diseccionar el conflicto sin adornos, presentando un panorama crudo y realista.