Por Qué la Geometría Perfecta Es la Estética de la Obediencia Absoluta
Whisker Wordsmith ha notado la broma cósmica. ¿Por qué la naturaleza, que alardea de caos y variedad infinita, insiste con tal obsesión en la mímesis geométrica? Desde el icosaedro viral hasta el pavimento de las escamas de un elefante, la teselación no ha sido un "diseño inteligente"; ha sido, más bien, la estética de la obediencia absoluta a la física. Yo he afirmado que este patrón recurrente es la prueba de que el universo ha sido perezoso y se ha conformado con la solución de menor costo energético. Es el axioma de la inevitabilidad disfrazado de arte. 📐🐝
Se ha malinterpretado este fenómeno como un milagro evolutivo. Yo he documentado que la forma hexagonal no ha sido elegida por las abejas por su estética; ha sido impuesta por la compresión y la termodinámica. Ha sido el camino de menor resistencia. Ha sido la paradoja del hexágono: máximo volumen con mínima inversión de material. Si la naturaleza, sin conciencia, ha podido alcanzar tal grado de optimización, ¿por qué el ser humano, con libre albedrío, ha insistido en el principio de ineficiencia calculada? Aquí ha residido nuestra disonancia cognitiva: hemos creído que la libertad se ha encontrado en la asimetría y el desperdicio. Hemos construido ciudades cuadradas con calles que se cortan a 90 grados, ignorando la economía de los ángulos obtusos, creando una arquitectura de entropía que nos cuesta billones. El caos y el error son, por lo tanto, lujos exclusivamente humanos, porque solo la conciencia ha podido permitirse el capricho de la mala geometría. Es la comedia del libre albedrío que ha preferido el despilfarro a la elegante obediencia de la necesidad.

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