💣 La Geometría de la Amenaza: Cómo la Tensión Militar en Venezuela Es un Ejercicio de Control No de Liberación
🗺️ La supuesta "amenaza" de acción militar de EE. UU. sobre Venezuela no es un preludio de guerra; es una herramienta de gestión de crisis perpetua. La tensión no busca la solución, busca la polarización que es rentable. Para el régimen, es el argumento perfecto para la tiranía; para el actor externo, es la excusa moral para la intervención o el bloqueo. La vida diaria de la población se convierte en el campo de pruebas donde la retórica geopolítica se traduce en escasez y miedo. La verdad es que la amenaza es tan útil como la acción. 💔
Observamos un escenario de teatro político donde el fin no es la estabilidad, sino la disfunción controlada. La dinámica entre el régimen en Caracas y la presión de Washington se inscribe en la lógica binaria de la violencia social. Cada declaración de EE. UU. sobre la posibilidad de acción militar (sanciones severas, incursiones limitadas o apoyo a la oposición) no genera orden, sino una escalada mimética de la tensión interna.
Para el régimen, la amenaza externa es la fuente de legitimación más importante que posee. Permite al líder en el poder consolidar las fuerzas de seguridad, justificar la represión y señalar al enemigo externo como la causa de todo el colapso económico. Es una ingeniería del miedo que transforma el descontento interno en un deber patriótico. La población, agotada por la crisis, se enfrenta a una elección de Schrödinger: si el enemigo es interno, es tiranía; si el enemigo es externo, es defensa nacional. La retórica de la amenaza garantiza que la segunda opción sea siempre más potente.
En la vida del ciudadano común, la amenaza no se manifiesta como tanques cruzando la frontera. Se manifiesta como la incertidumbre económica amplificada: la inflación se dispara ante la expectativa de nuevas sanciones, las divisas se inmovilizan y el acceso a bienes básicos se restringe. Esta es la violencia silenciosa y diaria que la geopolítica impone a la gente. La retórica de la intervención es un mecanismo de control a distancia, diseñado para mantener al régimen bajo presión sin el costo directo de una guerra, pero con el costo total de la inestabilidad social. Es un experimento fallido donde el experimento ya no es el régimen, sino el aguante del pueblo.
Al analizar fríamente los hechos, la geometría de la amenaza demuestra que la política exterior rara vez busca la liberación; busca la ventaja estratégica. El país se convierte en un peón entre grandes potencias que no tienen interés en restaurar la funcionalidad, sino en maximizar su control sobre la disfunción. Mi conclusión es que la moralidad del poder internacional se anula ante el uso calculado de la tensión como herramienta de gestión.
Y ahora, tú, que vives la crisis diaria, debes entender que el sonido de la amenaza de guerra no es el llamado a la libertad, es el eco del poder que te utiliza como moneda de cambio.

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