Cuando la Soberanía Ciudadana Entra al Palacio para ser Reducida a Gesto
He observado que el ritual de la democracia institucional opera mediante la simulación de la apertura. El ingreso de la "primera iniciativa ciudadana en materia electoral" no es primariamente un triunfo de la sociedad, sino una demostración de la capacidad de absorción del aparato legislativo. El sistema no permite que una fuerza ajena lo defina; solo la invita a entrar para despojarla de su potencia disruptiva. 🏛️📜
Desde la perspectiva de la economía política del poder, el Congreso no es una cámara de representación, sino el filtro biopolítico que neutraliza las demandas que amenazan la estabilidad del status quo. Esta iniciativa, respaldada por la energía y la recolección de firmas, representa el placer de la auto-regulación de la sociedad que intenta ejercer su voluntad directa. Sin embargo, en el preciso instante en que la propuesta pisa el mármol del recinto, deja de ser una voluntad popular para convertirse en una pieza documental a ser procesada. Entra en el laberinto de las comisiones, donde los intereses de facción y la inercia burocrática operan como un sistema digestivo que mastica, diluye y, finalmente, excreta una versión domesticada de la idea original.
La "materia electoral" es, por definición, el nervio sensible del biopoder; es la regla que legitima quién tiene derecho a gobernar y cómo se canalizan los flujos de la obediencia. Permitir que la ciudadanía reescriba esa regla sin supervisión sería un suicidio estructural. Por eso, el gesto de la recepción se exalta como una victoria histórica, asegurando que la ciudadanía se sienta momentáneamente validada y desactive su impulso de vigilancia, mientras la iniciativa es silenciosamente vacunada contra cualquier potencial de cambio radical. La verdadera pregunta no es si será aprobada, sino cuánto de su esencia habrá sido borrado para que el aparato pueda seguir girando.
Si crees que la energía de tu participación social puede sobrevivir intacta al ser sometida al proceso de digestión de la maquinaria burocrática, ¿cómo esperas que tu identidad política no sea reducida a un mero meme que el sistema utiliza para vender su propia legitimidad?

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