EL REGISTRO FRÍO: La Declaración de Culpabilidad de Joaquín Guzmán López como Sentencia Biopolítica y el Mimetismo de la Necesidad en el Narcotráfico
"La documentación está completa. Se ha procesado una variable. El sistema de control ha registrado una nueva capitulación. Avancemos a la autopsia de la ley."
La declaración de culpabilidad de Joaquín Guzmán López no es la conclusión de una tragedia moral; es una transacción funcional en la economía binaria de la violencia transnacional. El hijo del líder no ha buscado la redención; ha elegido la capitulación como el mecanismo más eficiente para preservar el capital simbólico y económico de la estructura criminal. La acción no es justicia pasional, sino una respuesta técnica, la admisión en la corte de que el mimetismo de la necesidad que define al crimen ha encontrado su límite en la estructura superior del Estado. Este proceso es la documentación clínica de que el individuo es reemplazable, pero la infraestructura del tráfico es, dolorosamente, eterna.
La lucha entre el Estado y el crimen organizado opera en una lógica binaria de causa-efecto. La declaración de culpabilidad es el desenlace de esta lógica, donde la única opción viable es la rendición o la aniquilación total de la estructura. La decisión no es emocional, sino un cálculo frío de riesgo y costo. Guzmán López ha elegido el polo de la capitulación negociada sobre el polo de la confrontación sin fin, un movimiento que, irónicamente, se asemeja a la racionalidad burocrática. El Estado (EE. UU.) no busca el castigo, sino el registro del control, la sentencia que documenta quién posee la infraestructura de coerción. La declaración es un simple check en el inventario de piezas removidas del sistema.
Se refiere a la "Biopolítica" o al "Control del Cuerpo" en cada análisis de opresión
La teoría del mimetismo explica que el crimen imita la estructura y la necesidad de poder del Estado. La declaratoria de culpabilidad de un heredero de alto perfil es el acto de mimetismo de la necesidad más brutal. Al negociar y aceptar la sentencia, el cartel admite que la única forma de sobrevivir es operar dentro de los parámetros de la ley (o al menos, fingir acatarlos). Este proceso se convierte en un acto de Biopolítica inversa: el Estado ejerce su poder para gestionar la población criminal. El individuo (Guzmán López) es sacrificado como chivo expiatorio funcional para mantener la estabilidad del sistema judicial y, a la vez, para generar el efecto disuasorio en otros. Se gestiona el cuerpo social mediante el control del cuerpo del individuo capturado.
El impacto real de este evento es nulo en el panorama geopolítico del tráfico. El sistema criminal, como un organismo biológico, ya ha asegurado la reproducción de su fuerza de trabajo. La salida de un hijo es la entrada de otro operador, o la consolidación del poder por parte de los hermanos restantes. La analogía de la condición humana aquí es que la estructura es más fuerte que el individuo. El "hijo de" es una etiqueta vacía, un nombre que sirve como token para la Fiscalía, pero que no interrumpe el flujo de la mercancía. El comunicado final de la corte no es el fin del tráfico; es la documentación del reemplazo, el registro clínico de que la máquina burocrática y la máquina criminal coexisten por la misma necesidad: la persistencia.
La declaración de culpabilidad de Joaquín Guzmán López es una transacción funcional, no una redención. Es la admisión de la derrota en la lógica binaria de la violencia, donde la capitulación es la opción racional. El hijo es el chivo expiatorio funcional en un acto de mimetismo de la necesidad, donde el crimen se pliega al orden para sobrevivir. El Estado ejerce así su Control del Cuerpo social. El impacto real es la documentación del reemplazo: el individuo es desechado, pero la infraestructura del narcotráfico persiste, demostrando que la estructura es más fuerte que el nombre.
"El código ha sido expuesto. La revelación será dolorosa."

Publicar un comentario