POR QUÉ EL ESTRÉS EN LA ALTA DIRECCIÓN HA DEMANDADO LA EXTERNALIZACIÓN DE LA MENTE.
💸📉💣 La alta dirección no ha sido una zona de inmunidad, sino el último campo de prueba donde la presión financiera ha colisionado con la limitación neurocognitiva del ser. Se ha erigido el mito del ejecutivo de acero, cuya voluntad ha debido ser la única fuerza motriz de la organización. La verdad funcional ha sido que el estrés crónico ha funcionado como un virus silente, infectando la función ejecutiva y comprometiendo la capacidad algorítmica de la toma de decisiones. La máscara de la infalibilidad ha pesado más que el balance contable, forzando al colapso de la estructura emocional.
La presión sostenida por la incertidumbre del mercado y la responsabilidad fiduciaria ha generado en los altos directivos una carga alostática que ha superado los mecanismos de afrontamiento innatos. Este estado de alerta permanente ha provocado una priorización patológica de la amígdala cerebral, reduciendo el acceso funcional al córtex prefrontal (CPF), la sede de la racionalidad compleja. Se ha observado que, bajo este condicionamiento químico-hormonal, los ejecutivos han caído de forma reincidente en sesgos cognitivos de alto impacto, como el sesgo de confirmación (buscando solo datos que validan decisiones previas) y el sesgo de optimismo irreal, minando la evaluación objetiva del riesgo. El aislamiento social y jerárquico ha exacerbado la ceguera de la posición, impidiendo la externalización del "Ruido Cognitivo" que ha nublado el pensamiento estratégico. La asistencia psicológica ha roto este círculo vicioso al proveer un espacio desacoplado de la matriz corporativa. Se ha planteado que la terapia cognitivo-conductual (TCC), o la terapia de aceptación y compromiso (ACT), han operado como un "Laboratorio de Simulación Aislado".
En este marco, el ejecutivo ha podido descomponer sus procesos de pensamiento sin el costo del juicio o la pérdida de autoridad. El psicólogo ha cumplido la función de un auditor de la arquitectura mental, identificando las premisas irracionales y los patrones de evitación que han impulsado la conducta de riesgo y el agotamiento (burnout). Se ha utilizado la reestructuración cognitiva para recodificar la percepción del fracaso no como una sentencia personal, sino como un dato variable del sistema. Al disminuir la reactividad emocional, la intervención ha restaurado la funcionalidad del CPF, permitiendo al directivo recuperar la atención selectiva y la memoria de trabajo que son cruciales para la integración de datos en la toma de decisiones de alta complejidad. La asistencia ha sido, por ende, una inversión estratégica en la optimización del recurso humano más valioso y frágil de la empresa: la mente del líder.
TÚ HAS QUERIDO que tu máscara de control SEA tu fortaleza, pero solo has descubierto que tu verdadera efectividad RESIDE en reconocer el límite de tu propio cerebro.

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