CUANDO EL COMPROMISO CON LA CITA PSICOLÓGICA HA ROTO EL CÍRCULO VICIOSO DE LA AUTOSABOTAGE
⛓️📅⚖️ La terapia no ha sido una opción de consumo, sino el último bastión de la disciplina que el sujeto ha tenido sobre su propia voluntad. El fallo en la adhesión al proceso se ha manifestado como el acto final de la servidumbre al mecanismo de la postergación. La sociedad ha enseñado que la voluntad ha sido una carga, y la salud se ha convertido en un producto. Pero el compromiso con la cita ha sido la revolución silenciosa contra la infraestructura del autosabotaje, el decreto soberano del individuo sobre su tiempo y su proceso interno.
El fenómeno de la inasistencia a la sesión psicológica ha sido históricamente subestimado en su carga sintomática. Se ha observado que la cancelación recurrente o el abandono prematuro del marco terapéutico no ha correspondido a un olvido logístico, sino a una poderosa manifestación de la resistencia al cambio que la propia terapia ha buscado desmantelar. Este autosabotaje se ha cimentado en el miedo subyacente a la responsabilidad existencial que la salud mental ha exigido.
La disciplina de la asistencia puntual se ha convertido en la primera técnica de afrontamiento. Ha sido el acto fundacional donde el individuo ha afirmado su soberanía sobre los patrones de evitación que han regido su vida. El compromiso con el proceso no ha significado simplemente cumplir un horario, sino establecer un contrato ético consigo mismo, proyectando un futuro funcional y rompiendo con la lógica del desorden que ha caracterizado la patología. ( el poder se ha ejercido a través de la disciplina del tiempo y el cuerpo). La estructura ritualística de la cita (el día fijo, la hora inamovible) ha funcionado como un ancla contra el caos interno, proporcionando una matriz de previsibilidad en un entorno emocional volátil. La presencia física ha comunicado al inconsciente que el proceso es prioritario sobre la demanda externa y la inercia sintomática.
Se ha demostrado que la tasa de retención en la terapia se ha correlacionado directamente con la eficacia del tratamiento, siendo el factor de compromiso el principal predictor del éxito clínico. La ausencia ha sido la negación del trabajo, la reafirmación de la zona de confort patológica, donde el dolor conocido ha resultado más seguro que la incertidumbre de la sanación. Por lo tanto, el acto de presentarse ha superado su función logística; ha sido el ejercicio activo de la autovalidación, el testimonio silencioso de que el ser ha valido el tiempo y el esfuerzo de la transformación.
TÚ HAS PENSADO que la terapia es un sitio al que ir, pero solo has comprendido que es un contrato que debes honrar contigo mismo.

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