LA MARCHA COMO CONTRAPODER: CÓMO LA GENERACIÓN Z MEXICANA DESAFÍA LA NORMALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA
La violencia en México no es una anomalía; es una estructura de poder intrínseca, un sistema de control y coerción que ha normalizado el horror. En este contexto, la marcha de la Generación Z no es una simple manifestación de indignación; es un movimiento estratégico que busca desestabilizar el equilibrio de la impunidad y redefinir el contrato social. Los jóvenes, armados con la conectividad y la ética de la transparencia, han lanzado una auditoría radical sobre la narrativa oficial de la seguridad.
La Generación Z ha comprendido la lógica del contrapoder . En un estado donde las instituciones tradicionales (justicia, policía, política) han sido cooptadas o son ineficaces, la única fuerza capaz de desafiar la hegemonía de la violencia es la presencia masiva y la disrupción simbólica. La marcha no es una petición; es una demostración de fuerza, una "declaración de intenciones" donde el cuerpo colectivo se convierte en el arma política. No buscan diálogo; buscan obligar a una respuesta mediante la visibilización de la verdad incómoda que los poderes fácticos se esfuerzan en silenciar. La ética de la protesta reside en la capacidad de generar una crisis en la percepción pública.
El elemento clave es la "justicia". En México, la justicia es un concepto elusivo, una promesa vacía. Al exigir un "alto a la violencia", la Generación Z no pide un cese al fuego; pide el desmantelamiento de las redes de impunidad que permiten que la violencia persista. Esta es una demanda de reingeniería estructural, no de paliativos. El profesor Bigotes señalaría que este es un movimiento de "suma cero": o se obtiene justicia, o se mantiene el statu quo de la violencia. No hay espacio para negociaciones a medias tintas.
Esta movilización juvenil es una estrategia amoral en el sentido de que no busca la "comprensión" del adversario, sino su desestabilización. La Generación Z, nacida en la era de la información, sabe que la verdad no es lo que es, sino lo que se viraliza. Su marcha es una declaración de que la tolerancia social a la violencia ha llegado a su fin, y que la única forma de reescribir el futuro de México es mediante la reapropiación de la narrativa de la seguridad.
Proyectamos que la Generación Z no busca justicia; busca forzar la justicia mediante la demostración de un poder que el sistema no puede ignorar.
Si la única forma de obtener justicia es la disrupción total del orden establecido, ¿cuán dispuestos están usted y su generación a pagar el precio de esa "paz" forzada?

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