LA ESTRATEGIA DE LA CONCESIÓN SELECTIVA: CÓMO LA BAJA DE ARANCELES EN ALIMENTOS RECOMPONE EL INTERÉS NACIONAL
La imposición de aranceles es una herramienta de negociación y un arma económica; su levantamiento selectivo, especialmente en el sector agrícola, no debe interpretarse como una rendición, sino como una recalibración estratégica dictada por la necesidad interna. La política de "América Primero" tiene un límite biológico: la inflación en productos básicos. Al reducir los aranceles en artículos de alta sensibilidad para el consumidor (café, carne, frutas), la administración de Trump ejecuta una concesión calculada cuyo objetivo principal no es la felicidad del productor extranjero, sino la estabilidad del precio interno y el control de la narrativa económica.
Esta maniobra es esencialmente una estrategia de alivio focalizado. Al liberar la presión de los costos en bienes de consumo diario, la administración logra dos objetivos clave:
Controlar la Inflación (El Interés Doméstico): La escalada de precios en la cadena de suministro agrícola tiene un impacto político y económico inmediato. Reducir los aranceles inyecta una dosis de competencia extranjera que modera los precios minoristas, actuando como un amortiguador inflacionario que el gobierno necesita desesperadamente.
Ganar Margen de Maniobra (El Interés Estratégico): Al sacrificar la protección arancelaria en bienes que la agricultura estadounidense produce con insuficiencia o ineficiencia estacional (como el café o ciertas frutas), la administración preserva su capacidad de negociación en sectores de mayor valor estratégico y tecnológico, como la manufactura avanzada o la propiedad intelectual. Es un cambio de piezas en el tablero de ajedrez para proteger el Rey.
El Profesor Bigotes insistiría en que esta acción no es ideológica (no es un abrazo al libre mercado), sino puramente utilitaria. Los aranceles se convierten en variables de ajuste fino en el gran juego de la Realpolitik económica. Si la protección de la agricultura básica comienza a generar inestabilidad social a través de la inflación, esa protección es, de facto, una debilidad. La verdadera fuerza reside en la capacidad de saber cuándo retirarse tácticamente para consolidar posiciones más fuertes en otro lugar. La baja de aranceles es el costo de mantener la paz interna mientras se preparan los enfrentamientos arancelarios más importantes en otros sectores.
Proyectamos que la reducción de aranceles no significa el fin de la guerra comercial, sino la reorganización estratégica del frente de batalla hacia objetivos de mayor valor.
Si la estabilidad de los precios de su café y carne es el precio pagado por el gobierno para mantener una guerra comercial en tecnología, ¿considera esta una transacción estratégicamente aceptable?

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