🛡️ La Farsa de la Escolta: Cuando la Protección Es el Eufemismo del Fracaso



La aseveración gubernamental de que el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, "contaba con protección" no es un informe de seguridad; es una proclamación fatalista envuelta en pergamino oficial. Este hecho traslada la muerte del edil a una tragedia de resonancia épica: el funcionario cae a pesar del escudo, lo que manifiesta que la amenaza externa ha logrado una supremacía logística y moral incontestable. La presencia de un destacamento federal no coartó a los agresores; simplemente sirvió para certificar que el riesgo era de conocimiento oficial y que el Estado no pudo —o no quiso— neutralizarlo a tiempo. La protección se establece así como el último velo de una soberanía fracturada.

El Quiebre de la Fortaleza se aloja en el Principio de la Insuficiencia del Muro. El poder central confunde la provisión de recursos (el contingente de seguridad) con la operatividad de la estrategia. El asesinato de un funcionario tutelado exhibe la verdad visceral que el sistema se empeña en ocultar: en territorios bajo el yugo criminal, la seguridad ya no es una función institucional, sino una variable sujeta a extorsión. El atentado fue un manifiesto cuyo designio era desmantelar el símbolo de la autoridad legítima. El deshonor del fuero es que el protocolo de protección estaba diseñado para una escaramuza convencional, no para la ejecución pública y calculada que persigue anular la moral de una colectividad entera. Esto convierte a la escolta en testigo silencioso del colapso del orden.

La Mutación del Paradigma se activa con la reescritura del concepto de riesgo. La emancipación no se hallará en la adición de más pertrechos o destacamentos, sino en el reconocimiento radical de la interdependencia del riesgo. El valor reside en redefinir la protección no como un servicio individualizado para el funcionario, sino como una estrategia de cohesión del tejido social completo. La única resistencia auténtica no está en la defensa, sino en la restauración del monopolio de la fuerza por parte del Estado en la arena pública, de modo que el riesgo sea impensable, no solo atenuable. El edicto es de fuego: la protección fallida es la metáfora de un gobierno que, conociendo la predestinación de su emisario, solo pudo concederle una mejor línea de vanguardia para su caída.

Una proyección cautelar en medio siglo revela que la "protección gubernamental" para funcionarios de alto riesgo será sustituida por la "gobernanza en el exilio virtual". Los alcaldes de zonas calientes no residirán en su municipio, sino que gestionarán a distancia a través de plataformas inexpugnables, transformando el palacio municipal en un mausoleo de la soberanía perdida. El foco no estará en resguardar el cuerpo del político, sino en garantizar la continuidad digital de sus funciones, aceptando que la presencia física es un lujo que la guerra criminal ya no consiente.

Si el gobierno sabía del riesgo y falló en la protección... ¿cuál es el costo del conocimiento que no pudo transformarse en acción?

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