EL RIESGO MORAL DE LA MÁSCARA: LA DETENCIÓN DE KOLDO COMO EL DERRUMBE DEL CAPITAL FIDUCIARIO EN LA POLÍTICA 💰⚖️📉
La detención de Koldo García y el escándalo de las mascarillas no es un simple caso de corrupción; es un ajuste de cuentas macroeconómico disfrazado de tragedia judicial. En el momento de máxima incertidumbre social (la pandemia), el incentivo perverso se encontró con el capital público para crear un mercado de riesgo absoluto. La noticia no es que robaron; la noticia es que el Capital Fiduciario (la confianza en el sistema político) acaba de declararse en bancarrota por una operación de insider trading de bajo nivel. El juez, al dictar prisión, no busca justicia; busca mitigar el riesgo de que el dinero, que es el verdadero testigo, se esfume.
La investigación y la medida de prisión preventiva contra el exasesor del exministro José Luis Ábalos deben analizarse bajo tres principios de la lógica de mercado:
La pandemia generó un mercado negro de alta liquidez donde la demanda por material sanitario superó infinitamente la oferta. En términos de la Teoría de las Decisiones (Kahneman), se creó una zona de ganancia asegurada y riesgo percibido bajo para aquellos con acceso a los gatekeepers del Estado. La máscara, en este contexto, no era un bien sanitario; era un activo financiero de retorno inmediato. Koldo García y su red entendieron que el precio a pagar (la eventual exposición) era menor al margen de ganancia que la urgencia catastrófica garantizaba. El error, como siempre, no estuvo en el cálculo moral, sino en la subestimación del tail risk: que el Estado, una vez pasada la crisis, se volviera contra sus propios operadores.
En política, el capital más valioso no es el dinero en caja, sino el capital fiduciario; la fe que el votante deposita en la integridad de la institución. Este escándalo representa una quiebra bancaria de ese capital para el partido de gobierno. Al afectar a un círculo íntimo del poder, la detención no solo se cobra una ficha; descapitaliza toda la retórica de transparencia y gestión de crisis. El hecho de que un juez intervenga con una medida tan dura (prisión preventiva) le indica al electorado que el riesgo de fuga de capitales (y de evidencia) era inminente, forzando a la ciudadanía a descontar un precio aún mayor por la inoperancia moral de sus representantes.
La decisión de enviar a los implicados a prisión preventiva no es un acto político, sino de gestión de riesgos. En la lógica judicial, esto significa que el juez ha descontado un alto riesgo de fuga o un riesgo inasumible de destrucción de pruebas que podrían comprometer a la estructura superior. El foco se traslada ahora a la figura de Ábalos (que ha perdido su acta de diputado), cuyo capital político está siendo liquidado a precios de saldo. La señal para el establishment político es inequívoca: el precio de la corrupción no es una multa o una disculpa; es la pérdida de la libertad y, lo que es peor para el poder, la apertura total de las cuentas bancarias del partido. Es el mercado —el de la justicia— actuando con la máxima eficiencia.
La detención de Koldo García es la ejecución de una cláusula de riesgo en el contrato político. La pandemia creó un incentivo perverso que permitió que las comisiones se movieran más rápido que la ley. El juez, al dictar prisión preventiva, no solo encarcela a los operadores, sino que interviene el Capital Fiduciario del sistema, declarando que la confianza es el activo más escaso y, por lo tanto, el más caro de recuperar. El verdadero robo no fue el dinero, fue el riesgo moral. 📉⚖️
Cuando inviertes tu capital político en la corrupción, tú debes auditar si el valor presente de tu ganancia oculta justifica el costo futuro de tu libertad.

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