Radio Cat Kawaii

 👤 El Juicio de la Sombra: La Carga de la Etiqueta



El núcleo del conflicto no radica en el acceso o la oportunidad, sino en el Peso de la Intemperie que el individuo neurodivergente—el que existe fuera del contrato social—fuerza sobre la mayoría. El sujeto "neurotípico" necesita estructuras universales y categorías inmutables para no caer en la angustia. La neurodiversidad, en su lógica única, encarna El Castigo de la Libertad sartreano: la evidencia brutal de que la existencia precede a la esencia, de que no toda consciencia debe someterse al modus operandi social. La actual pulsión por la "inclusión" es, por lo tanto, un intento desesperado de codificar esta libertad incómoda, de reducir el Ser ilimitado a una esencia manejable y utilitaria.

El concepto de apertura se deshace en el Colapso de Lógica porque no estamos construyendo inclusión ética, sino guetos de etiqueta. El mercado laboral acoge la neurodiversidad no por virtud, sino porque reconoce el valor estadístico de la hiperfocalización, la atención al detalle o el pensamiento lateral que el empleado estándar no puede sostener. Es una inclusión económica, no existencial. La sociedad celebra la habilidad (el rasgo productivo), pero continúa rechazando al individuo cuando ese rasgo se vuelve inconveniente (la ineptitud social, el colapso sensorial, la necesidad de silencio). Esto es la Fuga de la Responsabilidad: nos congratulamos por la etiqueta, mientras obligamos al individuo a someter su caos interno a una estructura que solo tolera su productividad.

El verdadero Clímax moral es que el neurodivergente está perpetuamente a juicio. El término "acomodación razonable" no es más que el eufemismo burocrático para el límite de nuestra paciencia. Implica que la sociedad tiene el derecho de determinar la cantidad exacta de incomodidad que puede tolerar antes de exigir que el divergente se silencie o se adapte. El sistema le exige al individuo que explique y justifique su modo de Ser, forzándolo a una prosa febril donde debe performar su trauma. La única demanda ética sería la de existir sin necesidad de justificación. La sociedad actual no permite esto; exige el pago de la adaptación a cambio de un espacio marginal.

El camino que estamos eligiendo nos conduce a la Disolución de la Sinceridad. Si continuamos comodificando la neurodivergencia, el futuro será la Sociedad de la Máscara Doble: un sistema que celebra la etiqueta "divergente" por su valor económico (el trabajador nicho hipereficiente), pero que al mismo tiempo aumenta la presión psicológica para que ese mismo individuo cumpla con la "normalidad" social. La neurodiversidad se convertirá en una herramienta de producción, no en una forma de Ser.

Si el precio de la "aceptación" es la codificación total de tu singularidad, ¿es más ético persistir en la Náusea del Ser de la inadaptación existencial o vender tu alma al sistema a cambio de la validación laboral?

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