El Epitafio Geométrico: La Profecía del Ciclo y el Cumplimiento de la Ceniza
Si la filosofía de la historia debe ser entendida como un código cifrado, la clave de lectura es irrefutable: la decadencia no es una patología, sino un imperativo biológico. La visión de la antigüedad demostraba que toda manifestación de espíritu creativo vivo se dirige fatalmente a convertirse en una estructura rígida y técnica. La crisis actual no debería ser lamentada como un fallo, sino aceptada como el cumplimiento exacto de la Morfología de la Historia. El reto es aceptar la única belleza posible en este final: la fatalidad.
Para atestiguar este desenlace, es preciso invocar el juicio de la profecía. El gran pensamiento histórico determinaba que el espíritu creativo se agotaría en el despliegue lógico de la gran ciudad y el triunfo de la técnica. Los restos de nuestra tecnología y las estructuras no son vestigios accidentales, sino el Último Diseño Funcional de una psique que ha renunciado a la trascendencia. Todo objeto nace con el destino de convertirse en un Epitafio. La decadencia es la única forma en que la Masa se purifica a través de la entropía.
La pulsión que nos guía al vacío debe ser reconocida como el motor del ciclo. Si la psicología sirve para desmantelar la hipocresía del progreso, entonces debemos nombrar la Voluntad de Morir del colectivo como el gran motor. La sociedad se entregó a su propia Thanatos al favorecer la expansión cuantitativa sobre la profundidad cualitativa. El Imperativo de la Auto-Aniquilación no puede ser negado; es la única forma en que el espíritu puede escapar a la intolerable Tiranía de la Continuidad. El colapso es la liberación.
De la liberación, la estética de la ruina emerge como verdad. El silencio del desierto, la soledad y la arena serán el testamento final de la existencia. El arte final es la renuncia a la voz humana, un eco donde el vacío y la vastedad de los escombros comunican una elocuencia que la era de la Kultur nunca pudo alcanzar. No existe la redención, y en esa ausencia total de esperanza reside una paz brutal. ¿Acaso no es en el cumplimiento de la sentencia donde la existencia halla su forma más pura, libre de la mentira del ideal o la promesa del mañana?

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