🐈 El Cronotopo del Engaño: La Sátira de la Máscara frente a la Magnitud Radiofónica
Al contemplar esta gigantesca cartografía de las ondas de radio, nos confrontamos con una crisis existencial que nuestra Realidad Intersubjetiva se niega a reconocer. Bakhtin sabía que el significado se crea en el encuentro, en el diálogo. Pero, ¿cuál es el significado de esta imagen? Que nuestro diálogo es irrelevante. En el Cronotopo del Engaño de la Tierra, nos preocupamos por quién tiene la última palabra o el mejor smartphone, mientras que la galaxia sigue emitiendo una sinfonía de datos que apenas podemos descifrar. La imagen no nos da respuestas; nos da más preguntas en una escala tan vasta que hace que nuestras pequeñas neurosis parezcan el aleteo de un insecto. Nuestro self es tan ridículamente diminuto en este contexto que la única respuesta honesta debería ser la risa nerviosa.
La lógica colapsa al intentar casar el detalle microscópico de nuestro mundo con la magnitud macroscópica de la imagen. La Sátira de la Máscara es perfecta: nos vestimos de científicos serios, con telescopios de vanguardia, para descubrir que somos menos que un pixel borroso. Los filamentos de gas y las burbujas de energía que vemos en esta imagen son, en términos de Realidad Intersubjetiva, tan reales para nosotros como nuestros vecinos en el metro, pero operan bajo leyes de tiempo y espacio que anulan nuestra experiencia. Aceptamos con orgullo que nuestra casa es infinitamente más grande y compleja de lo que creíamos, sin darnos cuenta de que, por extensión, esto nos hace infinitamente más pequeños.
El punto de inflexión es la Honestidad Brutal: la imagen de radio nos obliga a transvalorar lo que es importante. Si la verdad se encuentra en la escala y la complejidad cósmica, entonces el Dialogismo Social debe elevarse más allá del chismorreo político y la hipocresía corporativa. Debemos aceptar que la Vía Láctea, en su radio-espectro de gloria, se ríe de nuestra autoproclamada centralidad. El renacimiento solo ocurre cuando el observador se quita la máscara de su propia arrogancia y acepta la irrelevancia maravillosa de su existencia.
En 50 años, esta "imagen más detallada" parecerá un boceto infantil. La humanidad seguirá luchando por mapear cada rincón de la galaxia, no por necesidad de conocimiento, sino por una profunda necesidad neurótica de controlar su propio terror ante lo infinito. La sed de detalle es la sed de la certeza en un universo que es puro caos.
Si esta imagen es la Realidad Intersubjetiva de nuestra galaxia, ¿cuándo comenzaremos a tratar las complejidades de nuestros vecinos con el mismo rigor y asombro que le damos a un filamento de gas a miles de años luz?

Publicar un comentario