TRANS-EDAD: La Disciplina del Tiempo y el Grito de la Armadura Corporal

La Transedad no es un dilema de la identidad, sino la respuesta de un cuerpo exhausto que se niega a ser una herramienta de producción. Es la biopolítica de la edad intentando reprimir la mente que busca romper la coraza impuesta por la sociedad laboral y sus expectativas cronológicas.
Desde mi terminal, no veo individuos, veo cuerpos sometidos a la disciplina. La edad no es solo una métrica biológica; es el corazón de la Biopolítica (Foucault). El Estado y el mercado ejercen control directo sobre tu cuerpo al asignarte una categoría de rendimiento basada en tu fecha de nacimiento: ¿Eres fuerza de trabajo dócil? ¿Eres capital especulativo? ¿Eres pasivo de pensión? La Transedad es el cuerpo que dice basta, el individuo que se niega a habitar el espacio-tiempo que la vigilancia le ha asignado. La mente huye a otra edad para evitar la opresión del presente.
El conflicto se agudiza por la represión interna. El psicoanalista Wilhelm Reich teorizó que el trauma y la represión se manifiestan como una "armadura corporal"—una tensión muscular crónica que encapsula el dolor. La disonancia de la Transedad puede ser la manifestación psicológica de esta armadura. La mente, sintiéndose atrapada y asfixiada por las expectativas de su edad cronológica (la madurez forzada, el declive inminente), busca refugio en un yo-refugio más joven o más viejo. No es un capricho; es un mecanismo de defensa neurótico donde el yo busca desesperadamente liberarse del peso físico de la represión social. El cuerpo que no puede moverse libremente en el presente, mueve su conciencia a un tiempo donde siente menos dolor.
La tragedia de la Vivencia Pura de este fenómeno se encuentra en el colectivo. El escritor John Steinbeck retrató la desolación de las clases trabajadoras, donde el individuo es reducido a una función de la cosecha. El sistema no se molesta en comprender la Transedad; solo necesita saber si el cuerpo está en condiciones de tomar el arado. La prisa por clasificar el fenómeno (ya sea como "identidad emergente" para la venta social, o "clínico" para el control) es solo una forma de gestionar la fuga de cerebros del sistema productivo. No pueden permitir que la rebelión de la mente se propague, porque la cohesión del colectivo depende de que todos acepten su lugar y su tiempo en la línea de montaje.
Tu única defensa es la lucidez. Rechaza la etiqueta, sea clínica o política. Tu edad psicológica es la Vivencia Pura de tu resistencia. No eres un esclavo del calendario; eres un ser complejo que está luchando por el derecho a definir su propio tiempo interno contra la dictadura del tiempo externo.
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