📢 LA LIBERTAD EN VENTA: ¿ES LA FÓRMULA DE SALINAS PLIEGO SUFICIENTE PARA LA PROSPERIDAD?


El empresario Ricardo Salinas Pliego lanzó un mensaje rotundo con su documental "La Revolución de la Libertad": "Sin libertad no habrá prosperidad." Para los defensores del liberalismo económico, esta frase es un axioma irrefutable. Pero, ¿es esta libertad, definida principalmente como la no intervención estatal, suficiente para construir sociedades prósperas e incluyentes en América Latina?

La tesis es un punto de partida poderoso y, a menudo, necesario, pero necesita ser enriquecida con tres componentes cruciales para pasar de ser un eslogan a una hoja de ruta de desarrollo.


EL IRREFUTABLE MOTOR DE LA LIBERTAD

A nivel histórico y económico, la premisa tiene un sustento sólido. Los países que protegen la propiedad privada, el cumplimiento de contratos y la libre competencia crecen y prosperan más que aquellos con economías controladas.

La libertad es, sin duda, el motor del progreso . Permite la innovación (la posibilidad de experimentar sin permiso burocrático) y genera el incentivo fundamental: ¿Para qué crear riqueza si el Estado o la corrupción te la pueden arrebatar? El fracaso del comunismo en el siglo XX es la prueba más dolorosa de que la supresión de la libertad económica conduce a la miseria masiva.

No obstante, esta defensa purista de la libertad se centra demasiado en lo que el Estado debe dejar de hacer (la libertad negativa) y pasa por alto lo que la sociedad debe construir para que esa libertad funcione para la mayoría.


TRES PILARES PARA UNA PROSPERIDAD ROBUSTA

Para que la "revolución de la libertad" promueva una prosperidad que sea legítima y estable, debe fortalecerse en tres dimensiones:

1. La Coherencia: El Cultivo de la Responsabilidad

La libertad sin responsabilidad puede degenerar en anarquía o libertinaje. La prosperidad sostenible requiere que la autonomía individual esté ligada al compromiso de la persona.

No basta con que el ciudadano sea libre para actuar; debe estar capacitado para tomar buenas decisiones. Esto subraya la necesidad de una revolución en el capital humano. Una sociedad libre, pero con una educación deficiente, está condenada a un ciclo de dependencia y malas elecciones, tanto económicas como políticas. La libertad solo da frutos cuando está sustentada en el conocimiento y la ética personal.

2. La Autoridad: Blindaje del Estado de Derecho

Paradójicamente, la libertad de mercado solo puede existir donde hay un Estado fuerte que la defienda. Un mercado que opera en la sombra, dominado por la corrupción y la impunidad, no es libre; es un capitalismo de compadrazgo.

La autoridad de la fórmula reside en reconocer que un gobierno debe ser pequeño y acotado para no asfixiar el mercado, pero poderoso e imparcial para garantizar la seguridad, proteger la propiedad de los abusos y hacer cumplir la ley. Sin un Estado de Derecho inquebrantable, la libertad se convierte rápidamente en un privilegio para unos pocos.

3. La Tensión: Apertura de Oportunidades

La tensión que más amenaza el modelo de "libertad-prosperidad" es la desigualdad de oportunidades. Cuando la libertad solo enriquece a una pequeña élite, el sistema pierde su base social y se expone al riesgo de rupturas populistas.

El objetivo debe ser una Prosperidad Inclusiva. Se debe garantizar que la competencia sea justa y que el talento, no la herencia, determine el éxito. La libertad es el motor que crea el pastel, pero si la mayoría no tiene acceso a los ingredientes básicos (educación, salud, crédito), no podrán participar en la creación de riqueza.

La fórmula de la libertad debe, por tanto, ampliarse:

Prosperidad = Libertad + Estado de Derecho + Oportunidad Distribuida


La libertad, en su forma más madura, no solo se trata de prohibir las prohibiciones, sino de construir un entorno institucional y social donde cada ciudadano tenga una posibilidad real de prosperar. Si la libertad es el motor, la ley es el chasis y la oportunidad es el combustible para que todos puedan arrancar.

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