💔 La Caravana como Espectáculo de Temporada



 Es tan kitsch que la verdadera tragedia no sea la marcha, sino la inconveniencia estética que representa para la hora del brunch dominical.

El desorden es, después de todo, la antítesis del buen gusto. La noticia de la marcha no se ha recibido en la Ciudad de México como una crisis humanitaria, sino como la Causa Profunda de una irritación cosmopolita. La élite, con su calendario saturado entre galerías de arte y cenas privadas, ve esta inminente marea humana como un retraso burocrático en su propia agenda social. La verdadera fricción cognitiva se produce cuando el "drama" de la periferia amenaza con entorpecer el lifestyle impecable del centro. Este evento no es más que una nota molesta en el feed de noticias, que se desliza rápidamente antes de volver a temas de verdadero peso, como el nuevo diseñador de zapatos.

La frustración real de los migrantes es un dato físico ineludible, medido en kilómetros de asfalto ardiente y noches al aire libre. Su queja es fáctica: retrasos documentales. Pero para la élite, el problema no es la espera, sino el Pasaporte Falso de la esperanza. El sistema les prometió un proceso ordenado para la legalidad, pero solo les entregó una lista de espera. Este es el único dato que importa: la indignación pública no es por la falta de dignidad, sino por la mala organización. Si el proceso migratorio fuera más eficiente (si la tragedia se mantuviera en los márgenes de la provincia), la élite podría consumirla con una tranquila conciencia. No se trata de empatía, sino de evitar que la miseria estropee el paisaje.

La estructura burocrática del estado (el INM) no está fallando; está funcionando perfectamente como un filtro de clase implacable. Su producto no es el permiso de tránsito, sino la demora, el agotamiento que disuade a los que no están desesperados. Este es el Principio Sistémico Roto: la ley exige orden y proceso, pero el sistema crea deliberadamente las condiciones que fuerzan el caos de la marcha para justificar la represión futura. La Paradoja Lógica es que, mientras se exigen procesos formales, se niega el acceso a la formalidad, obligando a los migrantes a convertirse en un Costo Oculto de seguridad y tráfico para la capital, que luego puede ser descartado con un gesto de fastidio.

La élite central espera la caravana con una mezcla de horror y excitación. Subconscientemente, la caravana es una Pasarela que satisface una Necesidad Colectiva: el voyeurismo moral. Les permite encarnar el Dilema Moral Central sin tener que actuar, debatiendo la justicia social a sorbos de vino orgánico. La Ilusión Social que se perpetúa es que opinar es lo mismo que participar. Desde la seguridad de su balcón, la élite observará la llegada del drama como si fuera una vanguardista Instalación de Arte Social, preparada para comentar su "poderosa composición" y, después de la cena, volver a preocuparse por los precios de las acciones. La tragedia es, simplemente, un tema de conversación elevado que se disfruta como un aperitivo sobre un Canapé.

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