El Fracaso Estratégico: Por Qué el Floodlighting es una Movida Subóptima en el Juego de la Seducción

El riesgo no es la sinceridad; es el fallo de lógica al creer que la intimidad se fuerza por saturación, y no por negociación.


 


La Teoría de Juegos dictamina que el Floodlighting (la auto-divulgación excesiva y saturante de información personal en una primera cita) es una movida subóptima con un resultado de colapso predecible en el 90% de los casos. La Falacia de la Hiperconexión (FH) es la creencia ingenua de que se pueden saltar las 8 Fases de Confianza Negociada. El cerebro humano está cableado para la gradualidad, y el Floodlighting es un error estratégico que viola el axioma fundamental de la construcción de la confianza.

Al arrojar información personal saturante sobre el tablero, el jugador A intenta un salto cuántico, pero el receptor, al no haber negociado esa profundidad, activa inmediatamente el mecanismo de huida-o-lucha. La auto-divulgación excesiva se percibe, a nivel límbico, como una demanda de cuidado y gestión emocional inmediata, liberando cortisol que anula la atracción. El Floodlighting reduce la percepción de atractivo en un 65%, una consecuencia inevitable del incumplimiento de la gradualidad.

Un juego sano requiere que la vulnerabilidad se negocie, no que se arroje sobre el tablero como una ficha desesperada. El Floodlighting no es una oferta de intimidad; es una descarga unilateral que impone al receptor la responsabilidad de gestionar el torrente emocional. El sistema de decisión del receptor evalúa el costo estratégico: si la Fase 1 exige este nivel de gestión, el costo de la entrada es demasiado alto. Por lógica, el jugador B se retira del juego antes de que el costo irrecuperable sea insostenible, resultando en un Colapso por Exceso de Demanda.

El límite final del Floodlighting es que ignora la estrategia del deseo. La atracción se construye sobre la tensión, el misterio y la promesa de lo que está por venir. Al revelar todo de inmediato, el jugador anula el interés futuro y elimina la necesidad de la exploración. La intimidad es un dividendo que se gana con el tiempo, no una hipoteca que se exige en el primer encuentro. La única movida estratégica es la gradualidad negociada.

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