Un Farsante en el Escenario del Aire
La Ciénaga de la Gloria
Hay quienes creen que los grandes eventos de la historia son tragedias inevitables, pero el 10 de septiembre de 2025, el cielo sobre Polonia demostró que la historia es una obra de teatro y los drones no son más que los accesorios de una comedia mal escrita. Las noticias reportaron una "violación del espacio aéreo sin precedentes", una "agresión" que activó la respuesta de la OTAN, pero en el fondo, la farsa era tan evidente que solo el público más ingenuo podía tomarla en serio. Rusia, con su ya conocido arte para el melodrama, lanzó sus drones como un ultimátum, y Polonia, con la teatralidad de un héroe de novela, los derribó. Pero la tragedia no estaba en los cielos, sino en la credulidad de un mundo que se niega a ver que, detrás de cada conflicto, hay un acto de prestidigitación.
El incidente, reportado por fuentes oficiales y confirmado por los principales medios de comunicación, no fue un evento bélico, sino un chiste de mal gusto. ¿En serio creyeron que unos cuantos drones de bajo costo podrían haber causado una crisis de proporciones masivas? La respuesta, claro, es que no importa. Lo que importa es el show, el despliegue de fuerza, la "demostración de unidad por parte de la OTAN". En este circo geopolítico, los líderes son actores que interpretan un papel: Rusia, el villano; Polonia, la víctima heroica; y la OTAN, el salvador. Y el guion es tan predecible que ya nadie se inmuta. Se trata de un juego de sombras en el que las apariencias importan más que la realidad, y el poder se mide por la cantidad de "provocaciones" que un país es capaz de tolerar.
El análisis de este evento, como de cualquier comedia de errores, revela la hipocresía que mueve los hilos. Mientras los líderes de Europa y América del Norte se apresuraban a condenar la "agresión", la realidad es que el incidente fue una prueba, un ensayo de cómo las potencias del mundo reaccionan a una nueva amenaza. Los drones no eran un ataque, sino un mensaje cifrado, un recordatorio de que en el tablero de ajedrez de la geopolítica, el más grande siempre juega con las reglas de su propio juego.
Al final, la verdad no es más que la comedia que se esconde detrás del telón de la tragedia. Los drones fueron derribados, la farsa continuó, y el público aplaudió, sin darse cuenta de que en el fondo, todos somos parte del acto.

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