EL GRAN APOCALIPSIS DE LA FLOR AMARILLA
Una sátira floral sobre el romance y la cultura de los memes.
El 21 de septiembre de 2025. El día ha llegado. No es el solsticio de verano, ni el final de la humanidad, ni la llegada de los alienígenas, pero la presión social es casi la misma. Es el día de las flores amarillas. Este año, el rito se siente más pesado, más obligatorio, con cada historia de Instagram y cada video de TikTok que te recuerda que, si no participas, probablemente tu amor es una farsa.
El fenómeno de las flores amarillas es un gran apocalipsis de la lógica. Hace unos años, una flor amarilla era solo eso: una flor amarilla. Tal vez la comprabas en el supermercado porque estaba de oferta, o se la regalabas a tu abuela porque le gustaban. Era un simple gesto, sin presiones narrativas, sin la carga de un *trend* viral que exige que todos participen.
Pero de repente, una serie de televisión lo cambió todo. *Floricienta*, un show infantil-juvenil que ni siquiera tiene su propia película de culto, se convirtió en el punto de partida de un fenómeno romántico global.
Ahora, si no le regalas flores amarillas a tu pareja, es como si hubieras olvidado su cumpleaños. No hay escapatoria. Las floristerías se han preparado para esto, con precios que han subido más rápido que la tasa de interés. La gente está haciendo filas y los cajeros están preguntando, “¿Son para el 21 de septiembre?” como si fuera el Día de Acción de Gracias. Y la gente, con una mezcla de vergüenza y orgullo, responde que sí.
“El gran apocalipsis de la lógica: un simple gesto se ha convertido en una tarea pendiente en la lista de quehaceres románticos.”
Pero la gran ironía de todo esto, es que este acto de amor espontáneo, que debería ser un regalo genuino, se ha convertido en una tarea pendiente en la lista de quehaceres románticos.
"Amor, ¿qué tal si te regalas las flores amarillas, y yo me regalo el videojuego que quiero? Así ambos estamos contentos."
O peor aún:
"¿Qué tal si nos saltamos este año el ritual de las flores amarillas y nos regalamos un viaje?"
Y entonces, el romanticismo curado colapsa en la realidad. La fantasía de las redes sociales se enfrenta a los problemas de la vida real.
Quizás, en el futuro, cuando la moda de las flores amarillas pase, tengamos una nueva excusa para dar un regalo sin presiones. Quizás sea una rosa azul por una película de Disney, o un tulipán rojo por una canción pop. Pero este año, este 21 de septiembre, no hay escapatoria. Solo hay flores amarillas y la esperanza de que, para el 22 de septiembre, el apocalipsis de la flor haya terminado.
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