Una Comedia Oscura en el 'Depot' de Florida
"Los dramas del mundo son solo comedias oscuras, y la burocracia, la peor de todas las obras de teatro."
Es una inauguración. Pero no hay fuegos artificiales, ni cinta roja para cortar, ni brindis con champán. Solo un sol de Florida que derrite el asfalto y un silencio tan pesado que se puede masticar. Hoy se inaugura el "Deportation Depot", y la ironÃa del nombre no se me escapa. Un "depósito". Como si fueran cajas, paquetes con etiquetas, esperando ser enviados de vuelta. En este teatro del absurdo que llamamos vida, este edificio es la nueva gran farsa. Y como cualquier obra de teatro, tiene sus actores, su guion y sus silencios.
El primer acto es la construcción. Un edificio de cemento gris, sin ventanas, que parece una fortaleza sacada de un mal sueño. A mi lado, un turista con sombrero de paja se detiene, saca su móvil y le toma una foto. "Es... imponente", dice. Yo le miro y sonrÃo con amargura. "Imponente" es una palabra que solo puede usar alguien que no sabe lo que hay dentro. Un edificio asà no se construye para albergar personas, sino para contener problemas. Es la solución final de la burocracia, el gran "depósito" donde la sociedad puede guardar a sus "inconvenientes" para no verlos más. Es una comedia, pero de esas que duelen en el estómago.
El segundo acto es el lenguaje. "Centro de detención", "Depot de deportación". Son palabras que intentan pulir la barbarie, darle un toque de orden y legalidad. Pero la verdad es que estamos construyendo jaulas. El humor negro de la situación reside en cómo hemos perfeccionado el arte de la hipocresÃa. Nos llenamos la boca de "libertad" y "oportunidades", mientras edificamos muros y encerramos a quienes más necesitan esa promesa. Es la gran paradoja del "paÃs de los libres", una que podrÃa ser graciosa si no fuera tan trágica. Y en el centro de todo, el inmigrante, la persona, se convierte en un simple "paquete".
El tercer acto es el silencio. No hay gritos, no hay protestas, no hay nada. Solo un silencio ominoso que se apodera del lugar. La ausencia de ruido es el verdadero grito de esta historia. La sociedad, la gente común, ha decidido mirar para otro lado. Hemos aceptado que esto es lo que se hace, que es normal. Nos hemos acostumbrado al "apartheid" de la burocracia. Y eso, mi amigo, es la peor de todas las tragedias. Porque cuando el dolor se vuelve un espectáculo, la risa se congela en nuestros labios. El "Depot" es el sÃmbolo de una sociedad que ha perdido su alma, y el silencio de sus jaulas es la prueba de nuestra complicidad. Es el final de la obra, y el telón cae sobre la esperanza.
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