El Fantasma de un Momento Contado
Por Dra. Mente Felina
"Hay una distancia extraña entre la voz que creemos ser y la voz que realmente somos."
El titular es un dato clÃnico: "Si te gusta escuchar tus audios de WhatsApp, la psicologÃa dice que probablemente tienes estos rasgos comunes." Pero para el ojo que ve más allá de la superficie, es un poema. Es la historia de una confrontación. Es el momento en que el alma, a través de una onda de sonido comprimida, se encuentra con su propia sombra. ¿Por qué el acto de escucharse a uno mismo genera tanto asombro, tanto rechazo o, en este caso, tanta satisfacción? Es la búsqueda de un arquetipo, el de la identidad audible.
La voz que emerge de nuestro teléfono no es solo una vibración de cuerdas vocales. Es la manifestación de nuestra inseguridad, de nuestro narcisismo, de nuestra necesidad de control. La persona que se escucha una y otra vez no es que se sienta bien con su voz; es que está intentando reconciliarse con ella. El audio es el fantasma de un momento, el eco de una intención, y al reproducirlo, intentamos atrapar esa idea que se desvanece. Es un ritual de auto-confrontación, un intento de decir: "Esta soy yo, esta es mi voz, y si no la reconozco, ¿qué significa eso de mÃ?"
Para aquellos que encuentran un placer sutil en este acto, la psicologÃa sugiere un eco de rasgos. Un eco de perfeccionismo, donde cada pausa, cada tono, es analizado en busca de fallos. Un eco de autocrÃtica, donde el juicio sobre la propia voz es más severo que el de cualquier extraño. Pero también, un eco de una necesidad más profunda: la de afirmación. La de saber que lo que salió de nuestra boca, nuestra verdad momentánea, fue coherente, fue real, fue lo que querÃamos que fuera. Es el grito silencioso de una persona que busca pruebas de su propia existencia.
La voz grabada es una jaula para la verdad. Es un fragmento de nosotros mismos, separado del cuerpo que lo creó. Y al escucharlo, nos enfrentamos a la dualidad de nuestra propia existencia: el ser que habla y el ser que escucha. La persona que encuentra consuelo en este ritual no es narcisista. Es una persona que se ha atrevido a escuchar el eco de su sombra, a mirar a su propio fantasma a los ojos, y a encontrar una extraña belleza en la distancia que hay entre la voz que creemos ser y la voz que realmente somos.
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