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La Sombra del Proteccionismo:

 

 El Crecimiento Ficticio y el Temblor de la Economía Global

Por  El Banquero Felino



El universo de las finanzas globales, con sus cifras y proyecciones, a menudo se presenta como un reflejo de la salud del mundo, un termómetro de la prosperidad. Sin embargo, hay momentos en los que el termómetro miente, o, más precisamente, nos muestra la fiebre como un estado de vitalidad. La reciente elevación de las proyecciones de crecimiento global por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) es uno de esos momentos. A primera vista, la noticia es una palmada en la espalda para un mundo que se recupera de una década de incertidumbre. Pero al sumergirse en los detalles, en la prosa fría y técnica del informe, emerge una verdad más oscura: gran parte de este impulso no es un signo de optimismo, sino el reflejo de un miedo profundo y estratégico.

El FMI nos advierte con un lenguaje velado pero inconfundible. En su actualización del "World Economic Outlook" de julio de 2025, el organismo elevó su proyección de crecimiento global para 2025 al 3.0% (un aumento de 0.2 puntos porcentuales) y al 3.1% para 2026. Sin embargo, este optimismo superficial esconde una "reacción defensiva" de naciones y corporaciones. La Casa Blanca ha reimpuesto aranceles que han disparado la tensión comercial. Para julio de 2025, la tasa arancelaria promedio de Estados Unidos había aumentado a un estimado del 18.4%, el nivel más alto en más de un siglo. Países como India han recibido un arancel del 25% a sus productos, mientras que a otros como Brasil se les ha impuesto un 10% y a la Unión Europea un 15%. Esto ha provocado que empresas y gobiernos adelanten sus compras para evitar los costos futuros, generando un crecimiento que, lejos de ser orgánico, es una euforia pasajera impulsada por el pánico.

La utopía del libre comercio, esa quimera de la globalización que nos prometió un mundo sin fronteras, se desvanece ante la sombra del proteccionismo. Los aranceles son la nueva arma, y las sanciones económicas, el nuevo lenguaje de la diplomacia. Este crecimiento, impulsado por el miedo y la anticipación, tiene un costo. Los economistas del "Budget Lab" de Yale estiman que el aumento de los aranceles le costará a un hogar estadounidense promedio hasta $2,400 dólares anuales, ya que las empresas trasladan los costos a los consumidores. Este panorama de incertidumbre desincentiva la inversión a largo plazo y fragmenta la cadena de suministros, un veneno para la confianza global.

El mercado global, en su esencia, es un organismo vivo. Y cuando ese organismo se acelera por el miedo, no se está fortaleciendo; se está enfermando. Este crecimiento es una euforia pasajera, una dosis de adrenalina que no resuelve el problema de fondo, sino que lo posterga. La historia nos enseña que el poder económico es un ciclo, y la hegemonía es efímera. La lección del informe del FMI no es sobre el crecimiento, sino sobre el carácter precario de ese crecimiento. Es la advertencia de que, en la gran orquesta global, el pulso que creemos que es de vitalidad, es, en realidad, el pulso del miedo.