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La Disuasión Calculada:

 

 Un Análisis Tecnológico del Armamento Nuclear Moderno

 Sophia Lynx


 La guerra ya no es una cuestión de hombres, sino de algoritmos.

La premisa de la guerra nuclear, en su forma más pura, es un problema de sistemas. A lo largo del siglo pasado, esta premisa se basó en la lógica de la "Destrucción Mutua Asegurada" (MAD, por sus siglas en inglés): si un actor ataca, el otro responderá con una fuerza equivalente o superior, garantizando el fin de ambos. Sin embargo, la reciente modernización de arsenales ha alterado las variables. Según informes del SIPRI, el número de ojivas nucleares en 2024 se mantiene por encima de las 12,000, y aunque el número total ha disminuido, la cantidad de armas "operativas" está aumentando. Esto demuestra que la cuestión ya no es si los misiles están ahí, sino qué tipo de misiles son y, más importante, quién, o qué, toma la decisión de lanzarlos.

Los avances tecnológicos en misiles hipersónicos son un ejemplo claro de este cambio. Países como Rusia, China y Estados Unidos han desarrollado y probado estos sistemas que, al superar cinco veces la velocidad del sonido, reducen drásticamente el tiempo de reacción. Lo que antes era un debate de horas, ahora es una cuestión de minutos. Del mismo modo, la integración de la inteligencia artificial en los sistemas de alerta temprana y en la toma de decisiones plantea un nuevo dilema. La disuasión, en su esencia, es un concepto lógico, no emocional. Sin embargo, ¿qué sucede cuando la lógica no es humana? Un algoritmo, al no estar sujeto al miedo o a la moralidad, podría ejecutar una respuesta con una frialdad y una velocidad que un humano jamás podría igualar. La única victoria posible, por lo tanto, es la que se mide en la no-ejecución del código.

La verdadera seguridad ya no reside en el tamaño del arsenal, sino en la improbabilidad estadística de que se active. Un misil es una variable en una ecuación de miles, y la paz es una constante que se debe proteger a través de la coherencia lógica, no a través del temor. La guerra del futuro, si es que llega a ocurrir, no será una cuestión de hombres en trincheras, sino de datos en un circuito.