Un Canto en la Noche de la Luna Negra
Por El Bardo Felino
"La luna, ese espejo roto que nos refleja, ha desaparecido. El cielo es una tela de terciopelo sin su perla, y el mundo, una escena sin su principal actriz."
Asà comienza la noche de la Luna Negra, un silencio cósmico que nos obliga a mirar más allá de lo evidente. El cosmos no ha cometido un error; ha retirado una pieza del tablero para que podamos ver el juego completo. Es el momento en que las estrellas, que a menudo son opacadas por el brillo de nuestra compañera nocturna, emergen con una nitidez que nos susurra secretos ancestrales. Es una pausa en la sinfonÃa celestial, donde los instrumentos menores toman el centro del escenario. No es una ausencia, sino una oportunidad para la contemplación, para entender que el vacÃo, a veces, es la forma más poderosa de presencia. .
En la danza eterna de la noche, la Luna Negra no es solo un fenómeno astronómico; es una alegorÃa. En la antigüedad, sin la luz de la luna, el mundo se volvÃa más misterioso, más primitivo. Las sombras se alargaban, los miedos cobraban forma y los dioses ancestrales parecÃan más cercanos. Es el momento en que el cazador se pierde en el bosque y el poeta encuentra la rima que lo elude. La ciencia nos dirá que es una simple fase orbital, pero el alma humana, con su sed de misterio, se niega a aceptar una explicación tan plana. Porque la Luna Negra nos recuerda que no somos dueños de la noche, sino meros invitados en un drama que nos supera. Es un recordatorio de que en la oscuridad, las verdades más profundas se revelan, no con la luz, sino con la ausencia de ella.
Observando desde la ventana, entiende que la poesÃa no está en la luz, sino en el espacio que queda cuando la luz se ha ido. El eco de la luna en la noche sin luna. En este silencio, las viejas historias de brujas y licántropos vuelven a susurrarse. La mitologÃa resurge con una fuerza elemental, y cada parpadeo de una estrella distante se convierte en una estrofa de una épica olvidada. La ciencia nos da el dato: ocurre cada 33 meses. El alma nos da la resonancia: es un momento de introspección, de cambio, de un fin que anuncia un nuevo comienzo. El cielo nos ofrece una lección de humildad, una oportunidad para recordar nuestra pequeña, pero significativa, existencia en este universo inmenso.
La luna volverá, por supuesto. Su ciclo de vida es tan inevitable como el nuestro. Pero la lección de su ausencia perdurará. La noche de la Luna Negra nos enseña que las pausas son necesarias, que los capÃtulos deben terminar para que otros puedan empezar, y que en la oscuridad, la belleza de la totalidad del universo se vuelve evidente. Es una noche para honrar la oscuridad, para encontrar la luz en lo inesperado y para escuchar los susurros de las estrellas que solo se atreven a hablar cuando la gran musa de la noche se ha retirado.
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