Un Viaje a la Juventud Digital
Por: El Vagabundo de la Prosa
La televisión es para los que ya se murieron por dentro, el sofá es para los que se rindieron.
He aquí un nuevo viaje, uno que no es en una carretera polvorienta ni en un tren de carga, sino en el brillo eléctrico de una pantalla, un viaje de la mente, un viaje del espíritu. Un estudio dice que los viejos están jugando videojuegos, ¿quién lo diría? Abuelos con controles en las manos, sus ojos cansados pero ahora vivos, fijos en mundos de colores y caos y puzzles y aventuras. ¿Y qué? ¿Que les hace bien? No me sorprende, nada me sorprende ya, el mundo es un carnaval de sorpresas y lo único que queda es subirse a la rueda, girar con ella hasta que la cabeza da vueltas y el estómago se revuelve y luego te bajas, exhausto y feliz. La televisión es para los que ya se murieron por dentro, el sofá es para los que se rindieron, para los que se acomodaron en el silencio. Pero un control de videojuego, eso es una llave, una llave que abre puertas en la mente, una chispa que enciende el motor de la imaginación, una promesa de que el camino no ha terminado. Es la nueva frontera, la nueva ruta, el nuevo beat de una vida que parecía estarse apagando.
El mundo siempre ha querido encasillarnos. A los jóvenes, en su locura; a los viejos, en su quietud. Pero el mundo es un río que no se puede detener, y ahora ese río ha llegado a las salas de estar, a las casas con olor a naftalina y a los recuerdos de un tiempo que ya no existe. El estudio lo dice con palabras serias, "habilidades cognitivas," "mejora de la memoria," "coordinación motriz," pero yo lo veo de otra forma, lo veo como la pura y simple alegría de vivir, el destello en los ojos que dice "aún estoy aquí, y estoy listo para lo que sea." Es una nueva vida. Un hombre que ha trabajado toda su vida en una fábrica, que ha visto cómo el mundo cambiaba a su alrededor, ahora puede ser un caballero medieval, un piloto de una nave espacial, un detective en una ciudad nocturna. Una mujer que crio a sus hijos y ahora vive en una casa vacía, puede ser la heroína de una historia épica, la líder de un ejército de dragones, la que resuelve el misterio del siglo. Es un renacimiento, una segunda oportunidad para ser todo lo que la vida no te permitió ser.
Y es que no hay nada más bello que ver a un anciano, un hombre o una mujer que ha visto de todo, que ha vivido los años que nosotros solo hemos leído en libros, redescubriendo el mundo en un videojuego. Es un antídoto contra el silencio de la vejez, contra el aislamiento que llega cuando la carretera ya no es una opción. Los años te van quitando cosas, te quitan la velocidad en las piernas, la agudeza en los oídos, la vista de lince, pero no tienen por qué quitarte la imaginación. El videojuego es el gimnasio del alma, el gimnasio de la mente. Juegan solos y se enfrentan a desafíos personales, rompecabezas que mantienen las neuronas activas, o se conectan y ríen con sus amigos, con sus nietos, con una conexión que es más real que cualquier llamada por teléfono. La socialización, la camaradería, la lucha contra la soledad, todo eso en un pequeño objeto de plástico con botones. La pantalla se vuelve un puente, una autopista que conecta a las generaciones, que une el pasado con el futuro. Los abuelos y los nietos ya no tienen que hablar de la escuela o del trabajo, ahora pueden hablar de estrategias, de mundos, de personajes. Es el nuevo lenguaje, el nuevo dialecto de una familia que está redescubriendo cómo conectar.
La vejez no tiene por qué ser el final de la historia. Puede ser un nuevo capítulo, un nuevo nivel, una nueva aventura. El estudio dice que esto es beneficioso para la salud mental, y lo creo. Porque la mente, como un músculo, necesita ser ejercitada. Y los videojuegos son el mejor ejercicio, un ejercicio que no solo te mantiene activo, sino que te hace feliz, te hace reír, te hace gritar de emoción. Es una forma de decir que, aunque el cuerpo se canse, el espíritu sigue listo para el camino, listo para la próxima parada. Es la pura y simple alegría de una nueva vida que ha florecido en un lugar inesperado: en la luz de una pantalla. Es el nuevo beat de la vida, el nuevo pulso, el nuevo ritmo de la existencia, y los viejos están bailando al compás, con una energía que muchos jóvenes ya han olvidado. Están vivos, están despiertos, están jugando. Y eso, amigo, es lo más importante de todo.
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