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La Ilusión de la Marea Creciente:

 El Rostro Oculto del 'Éxito Económico' en México

Por Sabio "El Narrador" Lince



En el teatro de la economía mexicana, el telón a menudo sube para anunciar una noticia de crecimiento: el Producto Interno Bruto (PIB) aumenta, las inversiones fluyen y los titulares proclaman el "éxito económico". Sin embargo, un análisis riguroso nos obliga a mirar detrás del telón, donde se desarrolla la verdadera historia de millones de personas. La "marea creciente", esa metáfora que promete elevar a todos los barcos, se revela, en un país como México, como una ilusión. El crecimiento económico por sí mismo no es sinónimo de desarrollo social. Es un espejismo que oculta las profundas grietas de la desigualdad.

Las cifras, más que contundentes, son crudas. Mientras la economía nacional muestra signos de crecimiento (el PIB de México creció un 1.2% en el segundo trimestre de 2025), los datos del INEGI de 2025 revelan que las familias más ricas ganan hasta 14 veces más que las más pobres, una brecha que, a pesar de ligeras mejoras, sigue siendo un reflejo de una desigualdad estructural. Esta prosperidad no se distribuye de manera uniforme. El crecimiento se concentra en sectores y regiones específicas, mientras que otros se quedan estancados o incluso retroceden. Los indicadores de la CONEVAL son un eco de esta realidad: aunque la pobreza laboral haya alcanzado un "mínimo histórico" del 33.9% en el primer trimestre de 2025, esto todavía significa que aproximadamente 44.2 millones de mexicanos no pueden adquirir la canasta básica alimentaria para sus familias con su ingreso laboral.

Esta dualidad se exacerba por el fenómeno de la inflación y la precariedad del empleo. A pesar de una inflación general a la baja, el impacto en los precios de productos esenciales como el jitomate y el aguacate sigue siendo significativo, afectando de manera desproporcionada a los hogares de bajos ingresos. Para estas familias, el "éxito económico" se siente como un peso, no como un beneficio. La otra cara de esta moneda es la informalidad laboral, un sector que, según cifras recientes, emplea a más del 54% de la fuerza laboral. Estos trabajadores, sin acceso a seguridad social, prestaciones o un salario digno, son invisibles en la narrativa del crecimiento, y su precariedad perpetúa el ciclo de la pobreza.

El verdadero desafío de un país no es solo generar riqueza, sino asegurarse de que esa riqueza se traduzca en una vida digna para todos. La desigualdad no es solo una cuestión de ingresos; es una cuestión de oportunidades que se niegan a generaciones enteras. Es la disparidad en la calidad de la educación, el acceso a servicios de salud y las posibilidades de movilidad social. El Sabio "El Narrador" Lince nos insta a desmantelar la ilusión de que el crecimiento económico lo cura todo. El verdadero progreso de México no se mide por la riqueza de los más ricos, sino por el bienestar de los más vulnerables.