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Las pandemias silenciosas:

 Un reportaje sobre las enfermedades persistentes en 2025

Por  Whisker Wordsmith © Radio Cat Kawaii


Mientras el mundo avanza en 2025, la memoria colectiva parece haber consignado la pandemia de COVID-19 a los anales de la historia reciente, un capítulo doloroso pero, en gran medida, superado gracias a la ciencia y la colaboración global. Sin embargo, en las sombras de esta narrativa de recuperación, una serie de "pandemias olvidadas" persisten y, en algunos casos, resurgirán con una virulencia renovada, desatendidas por la atención mediática y, crucialmente, por la financiación internacional. Este reportaje explora las trincheras de estas batallas silenciosas, donde la ciencia rigurosa se encuentra con la cruda realidad de la escasez de recursos y la inquebrantable resiliencia comunitaria.

La Sombra de la Tuberculosis: Un Asesino Persistente en 2025

A pesar de ser una enfermedad prevenible y curable, la tuberculosis (TB) sigue siendo, en 2025, uno de los mayores asesinos infecciosos a nivel mundial, eclipsada solo por la COVID-19 en sus picos más altos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que, incluso en la era post-COVID, millones de personas siguen contrayendo la enfermedad cada año, y un número significativo de ellas fallecen. En regiones como el Sudeste Asiático, África subsahariana y partes de América Latina, la TB no es una amenaza del pasado, sino una realidad cotidiana que diezma poblaciones vulnerables.

El análisis científico reciente subraya la creciente preocupación por la tuberculosis multirresistente (MDR-TB) y ultrarresistente (XDR-TB). En 2025, el surgimiento de nuevas cepas con resistencia a los medicamentos de segunda línea representa un desafío monumental. La infraestructura sanitaria, ya debilitada por la pandemia de COVID-19 en muchos países de bajos ingresos, lucha por implementar diagnósticos moleculares rápidos y tratamientos prolongados y costosos que estas cepas exigen. "Estamos viendo casos donde el tratamiento puede durar hasta dos años, con fármacos que tienen efectos secundarios severos y un costo que muchos sistemas de salud simplemente no pueden afrontar sin ayuda externa," explica la Dra. Anya Sharma, epidemióloga especializada en TB en el Instituto de Salud Tropical de Calcuta.

La falta de financiación es un factor crítico. Mientras miles de millones de dólares fluyeron hacia la investigación, desarrollo y distribución de vacunas y tratamientos para el COVID-19, la inversión en la lucha contra la TB ha stagnado o incluso disminuido en términos reales. Se estima que, para 2025, la brecha de financiación para la respuesta global a la TB asciende a miles de millones de dólares anuales, un déficit que se traduce directamente en vidas perdidas y una propagación incontrolada de la enfermedad.

El Resurgimiento Calentado: Arbovirosis en Expansión

Más allá de la TB, un frente de enfermedades vectoriales —transmitidas por mosquitos— ha ganado terreno alarmante en 2025. El dengue, el chikungunya y el zika, que antes se consideraban predominantemente tropicales, están expandiendo su alcance geográfico a nuevas latitudes y altitudes, impulsados por el cambio climático y la urbanización descontrolada. Ciudades en regiones templadas, que rara vez experimentaban brotes significativos, ahora se enfrentan a temporadas de arbovirosis más largas y severas.

La Dra. Elena Petrova, viróloga del Instituto de Salud Pública de São Paulo, señala: "El aumento de las temperaturas globales, los patrones de lluvia erráticos y la migración humana están creando el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. Lo que vemos en 2025 es una amenaza de salud pública que se mueve más rápido que nuestra capacidad de respuesta." Los brotes de dengue, en particular, se han vuelto más frecuentes y de mayor magnitud, sobrecargando los sistemas de salud con casos que requieren hospitalización y atención intensiva.

La complejidad de estas enfermedades radica en la ausencia de tratamientos antivirales específicos y la limitada disponibilidad de vacunas eficaces y accesibles, especialmente para el dengue, donde se necesitan dosis múltiples y existe la preocupación por la inmunidad preexistente. Las estrategias de control se basan principalmente en la eliminación de criaderos de mosquitos y la protección personal, lo que requiere una participación comunitaria intensa y sostenida, a menudo sin el apoyo financiero o logístico adecuado de las autoridades centrales.

Resiliencia Comunitaria: El Corazón de la Lucha Olvidada

Paradójicamente, la falta de financiación y la desatención global han forzado a las comunidades más afectadas a desarrollar una resiliencia extraordinaria. En aldeas remotas de la India rural, donde la TB es endémica, grupos de voluntarios, a menudo supervivientes de la enfermedad, actúan como agentes de salud, garantizando que los pacientes completen sus largos tratamientos y desmantelando el estigma. En favelas de Brasil, donde los mosquitos prosperan, los residentes organizan campañas de limpieza semanales y educan a sus vecinos sobre la prevención del dengue, transformando la desesperación en acción colectiva.

"Nadie va a venir a salvarnos de estas enfermedades si no nos organizamos nosotros mismos," dice María Elena Rojas, líder comunitaria en un barrio marginal de Cali, Colombia, que ha visto a su familia afectada repetidamente por el dengue. "Hemos aprendido que nuestras vidas dependen de lo que hacemos con nuestras propias manos, con el conocimiento que tenemos." Esta autosuficiencia, si bien admirable, subraya una falla crítica en la respuesta global: la carga de la salud pública recae desproporcionadamente sobre los hombros de aquellos con menos recursos.

El análisis científico de estas iniciativas comunitarias revela que los enfoques participativos, que integran el conocimiento local y las redes sociales existentes, son increíblemente efectivos en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. Sin embargo, a menudo carecen de la escala y la sostenibilidad que solo una inversión gubernamental y global significativa puede proporcionar.

Un Llamado a la Inversión Holística y la Memoria Colectiva

En 2025, el legado de la pandemia de COVID-19 no debería ser solo una lección sobre la velocidad con la que un nuevo patógeno puede arrasar el mundo, sino también un recordatorio de que las enfermedades infecciosas ya conocidas continúan cobrando un peaje inaceptable. La ciencia ha avanzado exponencialmente, pero la aplicación equitativa de sus beneficios sigue siendo un desafío. Los diagnósticos rápidos para la TB existen, pero no llegan a todas las clínicas rurales. Las vacunas para el dengue están en desarrollo, pero su acceso global es incierto.

La objetividad nos obliga a reconocer que, si bien la respuesta global a COVID-19 fue masiva, su enfoque casi exclusivo desvió recursos y atención de amenazas crónicas. Para evitar futuras catástrofes y cumplir con el compromiso de la salud para todos, la comunidad internacional debe adoptar un enfoque holístico, invirtiendo no solo en la preparación para nuevas pandemias, sino también en la erradicación de las "olvidadas". Esto implica:

  • Financiación Sostenida: Destinar fondos significativos y predecibles a programas de control de TB, arbovirosis y otras enfermedades desatendidas.

  • Fortalecimiento de Sistemas de Salud Primarios: Construir capacidades locales para diagnóstico, tratamiento y vigilancia en las comunidades más vulnerables.

  • Investigación y Desarrollo Equitativos: Asegurar que las innovaciones científicas (nuevos fármacos, vacunas, diagnósticos) sean accesibles y asequibles para todos, no solo para los países ricos.

  • Colaboración Multisectorial: Reconocer que el cambio climático, la urbanización y la pobreza son determinantes de la salud que deben abordarse en conjunto.

En las regiones donde estas pandemias silenciosas continúan su azote, la esperanza reside en la resiliencia humana y en la verdad científica. Pero la responsabilidad de recordar y actuar recae en todos nosotros.