¿Una Utopía Inalcanzable o un Futuro Posible?
Por Whisker Wordsmith © Radio Cat Kawaii
GINEBRA, SUIZA — La visión de un mundo en paz, libre de conflictos y divisiones, ha sido el anhelo de la humanidad a lo largo de los siglos. En el corazón de esta aspiración se encuentra la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fundada con la promesa de "preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra". Sin embargo, siete décadas después de su creación, la paz global sigue siendo una quimera esquiva, un horizonte que se aleja con cada nuevo estallido de violencia. ¿Es la paz mundial una utopía inalcanzable o una meta plausible, frenada por las propias estructuras y contradicciones de la organización diseñada para lograrla?
Los titulares de hoy, desde los conflictos en Ucrania y Gaza hasta la inestabilidad en el Sahel y las tensiones en el Mar de China Meridional, pintan un panorama desolador. El Índice de Paz Global de 2024 reveló que el nivel promedio de paz global se deterioró por duodécima vez en dieciséis años, con un número récord de países experimentando un empeoramiento. Cincuenta y seis conflictos activos marcan el punto más alto desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y lo que es más preocupante, menos conflictos se resuelven a través de acuerdos de paz o soluciones militares definitivas.
Este sombrío telón de fondo nos obliga a un análisis profundo, a ir más allá de la retórica diplomática y examinar las verdaderas dinámicas que obstaculizan el camino hacia la paz.
El Veto y el Estancamiento: Una Paradoja Fundacional
En el epicentro de la ineficacia de la ONU para prevenir o resolver conflictos se encuentra el poder de veto de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (P5): China, Francia, Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos. Concebido en la posguerra para garantizar la unanimidad de las grandes potencias y evitar un retorno a los conflictos globales, este mecanismo se ha convertido en una espada de doble filo. Si bien su objetivo era la estabilidad, su aplicación ha generado a menudo un parálisis diplomática.
"El veto es, en esencia, la manifestación más cruda del realismo político dentro de una estructura idealista", señala la Dra. Anya Sharma, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown. "Cada miembro del P5, actuando en su propio interés nacional o geopolítico, puede bloquear cualquier resolución sustantiva, incluso aquellas que buscan abordar atrocidades masivas o amenazas evidentes a la paz. Esto crea una impunidad de facto para ciertos actores y socava la credibilidad del Consejo."
Ejemplos de esta parálisis son abundantes. Las intervenciones en Siria, el conflicto en Ucrania, o las recurrentes crisis en Oriente Medio, han visto resoluciones cruciales estancadas o diluidas por el uso del veto, reflejando las profundas divisiones entre las grandes potencias en lugar de forjar un consenso para la acción. Rusia ha sido el usuario más frecuente del veto desde 1991, seguido por Estados Unidos, quien lo ha empleado en numerosas ocasiones para proteger a Israel.
Las Misiones de Paz: Éxitos y Limitaciones en el Terreno
A pesar de las limitaciones del Consejo de Seguridad, las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU han sido, en muchos casos, el rostro más visible y a menudo exitoso de la organización. Desde su primera misión en Oriente Medio en 1948, las fuerzas de paz de la ONU han intervenido en más de 70 operaciones, y en dos tercios de las misiones completadas desde la Guerra Fría, han logrado cumplir sus mandatos. Han reducido significativamente las bajas civiles, acortado conflictos y ayudado a consolidar acuerdos de paz en lugares como Camboya, El Salvador, Mozambique, Sierra Leona y Timor Oriental.
"Las 'cascos azules' han salvado innumerables vidas y han proporcionado un espacio crucial para la reconstrucción post-conflicto", afirma el General (retirado) Jean-Luc Dubois, ex comandante de una misión de paz de la ONU en África. "Sin embargo, su éxito está intrínsecamente ligado al mandato que reciben del Consejo de Seguridad y a la voluntad política de los estados miembros de proporcionar los recursos necesarios. Cuando el mandato es débil, el apoyo es insuficiente o las partes en conflicto carecen de un compromiso genuino con la paz, las misiones se enfrentan a desafíos insuperables."
Casos como el genocidio de Ruanda o la masacre de Srebrenica, donde las fuerzas de paz de la ONU fueron incapaces de evitar atrocidades debido a mandatos restrictivos y falta de recursos, sirven como recordatorios dolorosos de las limitaciones inherentes a estas operaciones.
Más Allá de la Seguridad: Las Raíces Profundas del Conflicto
La paz mundial no es solo la ausencia de guerra; es la presencia de justicia, desarrollo sostenible, respeto por los derechos humanos y resiliencia institucional. La ONU, a través de sus agencias y programas, aborda estas dimensiones fundamentales. La pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la escasez de recursos y la mala gobernanza son factores que alimentan la inestabilidad y el conflicto.
El informe de "Paz y Prosperidad" de Vision of Humanity destaca que los países con bajos niveles de paz han experimentado un declive en el crecimiento del PIB, lo que crea un círculo vicioso de inestabilidad y subdesarrollo. La interconexión entre paz y prosperidad es innegable.
"No podemos esperar paz duradera en un mundo donde millones de personas viven en la pobreza extrema, sin acceso a educación, salud o justicia", argumenta la Dra. Elena Petrova, economista del desarrollo y asesora de la ONU. "Los esfuerzos de la ONU en desarrollo y asistencia humanitaria son tan cruciales para la paz como sus esfuerzos de mantenimiento de la paz, pero a menudo reciben menos atención y financiación."
Oposiciones y Reformas: ¿Un Futuro para la Paz Mundial?
Las críticas a la ONU son constantes y las propuestas de reforma son numerosas. La más persistente es la reforma del Consejo de Seguridad, con llamados a expandir el número de miembros permanentes y restringir o abolir el poder de veto. Países como India, Brasil, Alemania y Japón han manifestado su interés en asientos permanentes, argumentando que la composición actual no refleja las realidades geopolíticas del siglo XXI. Sin embargo, la reforma del Consejo de Seguridad es un proceso complejo y políticamente cargado, ya que requeriría el consentimiento de los propios P5, quienes difícilmente cederán su poder.
Otras propuestas incluyen el uso más frecuente de la "Uniting for Peace" de la Asamblea General, que permite a la Asamblea tomar medidas colectivas si el Consejo de Seguridad no puede actuar debido al veto. No obstante, las resoluciones de la Asamblea General no son legalmente vinculantes de la misma manera que las del Consejo de Seguridad.
¿Es la Paz Mundial Posible?
La respuesta, según los expertos, es compleja y matizada. La paz mundial, en su sentido absoluto de ausencia total de conflicto, es probablemente una aspiración idealista. La naturaleza humana, las diferencias ideológicas, los intereses económicos y las luchas por el poder seguirán generando tensiones. Sin embargo, una paz relativa, caracterizada por la reducción significativa de la violencia armada, la resolución de disputas a través de medios pacíficos y el fortalecimiento de las instituciones internacionales, es un objetivo plausible.
"La paz mundial no es un destino estático, sino un proceso dinámico de construcción y mantenimiento", concluye el Dr. David Campbell, historiador de la diplomacia. "Requiere un compromiso constante de los estados miembros, voluntad política para ceder soberanía en aras del bien común, y una reforma que haga a la ONU más representativa y eficaz. Las soluciones no son fáciles, pero la alternativa es impensable."
El camino hacia la paz mundial está plagado de obstáculos, algunos inherentes a la propia estructura de la gobernanza global y otros a la complejidad de la naturaleza humana. La ONU, con todos sus defectos, sigue siendo la principal plataforma para el diálogo y la cooperación internacional. Su capacidad para adaptarse, reformarse y superar sus propias limitaciones será la clave para determinar si la paz mundial, incluso en su forma más pragmática, puede alguna vez pasar de ser un anhelo a una realidad duradera. La pregunta no es tanto si es posible, sino si el mundo está dispuesto a pagar el precio de lograrla.
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