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La Nueva Fiebre del Litio en América Latina:

 

 ¿Bendición o Maldición para la Transición Energética Global?

Por  Whisker Wordsmith © Radio Cat Kawaii 

El rugido de los motores de combustión interna está cediendo su lugar a un futuro más silencioso y eléctrico. En el corazón de esta transformación global late un mineral ligero y plateado: el litio. Conocido como el "oro blanco", el litio es el componente esencial de las baterías de iones de litio que impulsan desde teléfonos móviles hasta vehículos eléctricos (VE). La demanda de VE se dispara, y con ella, la mirada del mundo se posa sobre América Latina, hogar del vasto "Triángulo del Litio", una región que abarca salares en Argentina, Bolivia y Chile, donde se concentran más de la mitad de los recursos mundiales de este codiciado metal.

Pero esta nueva fiebre del litio, ¿es una bendición para el desarrollo de la región o una maldición que reproduce viejos patrones extractivistas, con un alto costo ambiental y social?

El Triángulo del Litio: Un Tesoro Bajo la Sal

Chile, Argentina y Bolivia conforman el epicentro de la reserva global de litio. Chile, en particular, ha sido históricamente un productor clave, con vastas reservas en el Salar de Atacama. Argentina ha emergido como un actor dinámico, con múltiples proyectos en desarrollo en sus salares de Jujuy, Salta y Catamarca. Bolivia, por su parte, posee las mayores reservas estimadas en el Salar de Uyuni, aunque su estrategia de industrialización estatal ha implicado un desarrollo más lento en comparación con sus vecinos.

La forma predominante de extracción en estos salares es a través de piscinas de evaporación, un método que, si bien es económicamente viable, plantea serios interrogantes sobre su sostenibilidad.

Reconfiguración Económica y Geopolítica

La escalada en la demanda de litio ha inyectado capital y atención en estas naciones. Los altos precios alcanzados por el litio en 2022, antes de una reciente corrección, generaron ingresos significativos, especialmente para Chile. La promesa es clara: el litio podría ser un motor de desarrollo, generando empleo, infraestructura y diversificando las economías locales. Sin embargo, el desafío es evitar la "maldición de los recursos naturales", donde la riqueza mineral no se traduce en desarrollo inclusivo y sostenible a largo plazo, sino en dependencia de la exportación de materias primas.

A nivel geopolítico, la competencia por el litio es intensa. Potencias globales como China, Estados Unidos y la Unión Europea están en una carrera por asegurar el acceso a este recurso estratégico. China, en particular, ha invertido fuertemente en la región, no solo en la extracción, sino también en la cadena de valor, dominando gran parte del procesamiento y la fabricación de baterías. Esta competencia reconfigura las alianzas y presiones sobre los gobiernos latinoamericanos, que buscan maximizar el beneficio para sus poblaciones, a menudo bajo la atenta mirada de intereses corporativos y nacionales extranjeros.

"Estamos viendo una nueva 'Gran Partida' por el litio," señala un analista de recursos naturales. "Los países buscan no solo asegurar el suministro, sino influir en los estándares de producción y la dirección de la cadena de valor global."

El Costo Ambiental: Una "Minería del Agua"

La extracción de litio de salmueras es un proceso que consume grandes cantidades de agua, un recurso ya escaso en las áridas regiones andinas donde se encuentran los salares. Se estima que para producir una tonelada de litio, pueden evaporarse entre 100 y 1000 metros cúbicos de agua, además de utilizar agua dulce en el proceso. Esto genera un déficit hídrico que afecta a los ecosistemas únicos de los salares y a las comunidades locales que dependen de estas fuentes de agua para la agricultura, la ganadería y el consumo.

Expertos medioambientales alertan sobre la salinización de suelos y humedales, la contaminación de aguas subterráneas con residuos peligrosos y la alteración del delicado balance hídrico. "La minería del litio es, en esencia, una minería del agua," afirma un activista local. "Si seguimos a este ritmo, los salares, que son oasis de biodiversidad, se convertirán en desiertos estériles." La amenaza se extiende a especies emblemáticas como el flamenco andino, cuyas poblaciones juveniles han disminuido en áreas impactadas por la actividad minera.

El Impacto Social: Voces Indígenas y Derechos Vulnerados

Las comunidades indígenas que habitan ancestralmente alrededor de los salares son las primeras en sentir el impacto. Para muchos, el agua es sagrada y la tierra, un sustento vital. Denuncian la falta de consulta previa, libre e informada, una obligación internacional que a menudo es ignorada o subestimada. La promesa de empleos y desarrollo a menudo choca con la realidad de la degradación ambiental y la pérdida de medios de vida tradicionales.

"Nuestra lucha no es contra el progreso, sino por el respeto a nuestros derechos y a nuestra agua," declara un líder indígena de un salar afectado en Argentina. Casos recientes, como la suspensión judicial de permisos de extracción en el Salar del Hombre Muerto en Argentina debido a la sequía de un río vital para las comunidades, demuestran la creciente resistencia y la búsqueda de justicia por parte de los pueblos originarios. Estas comunidades exigen una "transición energética justa" que no se construya a costa de su bienestar y sus territorios.

El Dilema del Desarrollo Local y la Presión Internacional

La presión por el litio plantea un dilema complejo para los gobiernos latinoamericanos. Por un lado, la necesidad de capital y desarrollo, la oportunidad de jugar un papel clave en la transición energética global. Por otro, la urgencia de proteger el medio ambiente, asegurar los derechos de las comunidades y evitar caer en un mero rol de exportadores de materia prima.

La industrialización del litio, es decir, la producción de baterías o componentes más allá del carbonato de litio, es una aspiración común pero difícil de concretar. Requiere inversión masiva en tecnología, infraestructura y capital humano. Las potencias consumidoras, a menudo, no tienen interés en descentralizar el conocimiento y la tecnología de punta.

El Camino por Delante

La volatilidad de los precios del litio, aunque fluctuante, no disminuye la tendencia a largo plazo de una demanda creciente. La pregunta clave no es si se extraerá más litio, sino cómo. El futuro del Triángulo del Litio dependerá de la capacidad de sus naciones para establecer marcos regulatorios robustos, negociar condiciones justas con las empresas transnacionales, y garantizar la participación efectiva de las comunidades locales.

Modelos de extracción más sostenibles, como la extracción directa de litio (DLE), que prometen un menor consumo de agua y un impacto ambiental reducido, están en desarrollo, pero aún no son comercialmente viables a gran escala.

En última instancia, el litio puede ser una bendición si se gestiona con visión a largo plazo, priorizando la sostenibilidad ambiental y la justicia social, y si se logra avanzar en la cadena de valor para que la riqueza mineral se traduzca en un desarrollo genuino y duradero para América Latina. De lo contrario, corre el riesgo de ser otra página en la historia de la región de recursos exportados, dejando tras de sí un legado de desafíos ambientales y sociales sin resolver.