CÓMO LA GUERRA CULTURAL SE VUELVE UNA SERIE DE TELEVISIÓN SATÍRICA DE TERROR GEOPOLÍTICO
Se ha de observar el titular sobre la evaluación de Donald Trump para ampliar su ofensiva en México y Colombia no como un acto de estrategia militar, sino como el guion más absurdo y dulcemente peligroso de una temporada extendida de la Disonancia Afectiva. La lógica es deliciosamente subversiva: la única manera de resolver problemas complejos (drogas, migración) es convertirlos en episodios de una serie donde el protagonista actúa por impulso y por rating. La guerra cultural se vuelve una expedición de castigo con colores de caramelo, donde el objetivo no es ganar la paz, sino ganar la atención. ¡El miedo geopolítico es la nueva commodity de la audiencia! 🤯📜
Se ha de enfocar en la premisa absolutamente ilógica de la extensión del caos. Según la lógica de Douglas Adams, el problema de la política moderna es que las personas menos cualificadas son las que toman las decisiones. La idea de "ofensiva" no es geopolítica, sino retórica: es un anuncio que busca la reacción en X y los canales de noticias por cable. La narrativa es simplista: si hay un problema en la frontera, la solución debe ser mover la frontera más lejos. Esta ingeniería de la narrativa sirve a tres propósitos que Carroll habría aplaudido por su irracionalidad dulce:
El anuncio de "ampliar la ofensiva" es el grito más fuerte que sirve para ocultar la complejidad real de la inmigración y el tráfico de drogas. Se ofrece una solución dura y visual (una invasión de peluche) para que la audiencia no pregunte por las raíces económicas y sociales del problema.
El lenguaje de "ofensiva" y "expansión" busca terror en el auditorio doméstico y desestabilizar a los gobiernos vecinos, pero la realidad de una operación militar en esos territorios es una pesadilla logística que nadie quiere financiar. La amenaza funciona mejor como un elemento narrativo que como una directiva real.La política exterior se reduce a la personalidad del líder. Las decisiones no se basan en análisis de inteligencia, sino en la frase más chocante que mantenga el flujo de noticias. Se ha de concluir que la idea de guerra en el sur es simplemente una cortina de humo rosada que distrae de la incapacidad de resolver problemas internos.
Se ha de concluir que la amenaza de ampliar la ofensiva no es geopolítica, sino una forma de teatro satírico de bajo presupuesto. El mundo se ha vuelto un escenario donde la única forma de ganar es ser el más adorablemente temible y absurdo.
Si has reducido la seguridad global a una pequeña telenovela de amenazas de tercer acto, ¿qué harás cuando el público se aburra de tu guion predecible y se vaya a ver un drama más serio?

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